mariana.leon@eluniversal.com.mx  

El presidente Enrique Peña Nieto dijo que el deceso de los tripulantes del helicóptero Black Hawk es “una profunda pérdida para México y para esta corporación”.

Ayer, el jefe del Ejecutivo encabezó la ceremonia luctuosa en memoria de los policías federales caídos durante un operativo para rescatar a la población afectada por las lluvias en Atoyac de Álvarez, Guerrero.

En el Centro de Mando de Iztapalapa, explicó que las tormentas Ingrid y Manuel han sido de los fenómenos naturales con mayores daños en nuestra historia reciente.

“Sin duda, lo más doloroso ha sido la pérdida de vidas humanas. Esto es lo único que no podremos recuperar, pero también es un motivo para no claudicar y para seguir adelante; debemos seguir trabajando para construir un mejor país en beneficio de todos”, expresó.

Los policías federales que fallecieron en el cumplimiento de su deber son: el piloto Enrique Briceño Martínez, de 57 años; el copiloto Desiderio Rosado Zárate, de 43 años; José Ramón Peláez Prado, de 37 años, y los elementos de operaciones especiales Julio César Zarco Castro, de 29 años, e Isaac Escobar Bustamante, de 32.

Sin embargo, el cuerpo de Escobar Bustamante aún no se ha localizado en el área del siniestro, de acuerdo con la Comisión Nacional de Seguridad (CNS).

Manuel Mondragón, comisionado nacional de seguridad, reiteró el apoyo a las viudas: “Les ratificamos que estaremos con ustedes y con sus hijos, adolescentes y niños; los hay recién nacidos e, incluso, uno por nacer en los próximos días, no quedarán en el desamparo”.

Durante la ceremonia, Peña Nieto montó una guardia de honor frente a los cuatro ataúdes y entregó Banderas de México a las esposas de los elementos de la Policía Federal fallecidos.