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El gobierno federal reconoció que en los últimos años la economía mexicana ha crecido debajo de su tendencia histórica y alertó que persisten importantes riesgos que podrían limitar su desarrollo hacia el futuro.

Según el Primer Informe de Gobierno de 826 páginas, en posesión de EL UNIVERSAL, en su apartado México Próspero, el Ejecutivo dijo que el bajo dinamismo de la productividad es uno de los factores que explican el crecimiento.

En el primer semestre del año, el PIB sólo creció 1%, lo que reflejó un debilitamiento en la actividad de los sectores ligados con la demanda externa y más recientemente en el desempeño desfavorable de algunos indicadores internos.

La desaceleración económica tuvo un efecto sobre la generación de empleos formales en los primeros siete meses de la gestión de Enrique Peña Nieto, pues apenas se incorporaron 300 mil 689 trabajadores a plazas formales.

La tasa de informalidad al segundo trimestre fue de 59.1% como proporción de la población ocupada, mientras que la tasa de desocupación fue de 5% entre enero y julio. Si solo se toman en cuenta las 32 principales áreas urbanas del país, la tasa de desempleo fue de 5.9%.

Estas cifras se explican por la baja productividad nacional en los últimos años. Además, la crisis económica en Europa, así como la débil recuperación de la actividad productiva de Estados Unidos, son dos factores que el gobierno ve como limitantes para el desarrollo económico. En julio de 2013, la inflación se ubicó en 3.47% y se prevé mantenga esa tendencia al cierre del año, de la mano de la meta anual del Banco de México.

Para reducir las vulnerabilidades de las finanzas públicas, el gobierno contempla una mayor eficiencia recaudatoria, mejorar y simplificar el cobro de impuestos, incrementar la base de contribuyentes y combatir la elusión y evasión fiscales.

Planea quitar los privilegios fiscales, en particular, el régimen de consolidación fiscal; reducir el sector informal, y revisar el diseño y ejecución de impuestos.