Muere la decana de la danza
LA BRUJA DE LA DANZA. La coreógrafa y bailarina en una imagen de mediados del siglo XX. (Foto: ESPECIAL )
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La coreógrafa, bailarina y maestra Guillermina Bravo, piedra fundacional de la danza moderna en México, falleció ayer a los 92 años de edad en la ciudad de Querétaro, en donde fundó el Colegio Nacional de Danza Contemporánea hace 22 años.
Para la crítica especializada, la coreógrafa nacida en Chacaltianguis, Veracruz, en 1920, era la figura más relevante de la danza mexicana en el siglo XX.
De acuerdo con el crítico de danza César Delgado, la muerte de la coreógrafa que inició sus estudios en el Conservatorio Nacional de Música y en la Escuela Nacional de Danza, donde destacó por su gran habilidad y pasión, significa una gran pérdida para la cultura nacional.
“Fue una coreógrafa que siempre fue visionaria. Es una pena que en los últimos años haya tenido que luchar mucho por construir uno de sus sueños, construir un teatro en el Colegio Nacional de Danza Contemporánea, además de tener que lidiar con una situación económica muy difícil. La última vez que hablé con ella estaba muy optimista y contenta, fue una mujer extraordinaria, su alma siempre fue joven”, explicó el crítico.
Por su parte, la coreógrafa y bailarina Gladiola Orozco lamentó el fallecimiento de la bailarina. “Se nos ha ido la madre de la danza mexicana, todos y cada uno de nosotros le debemos algo o todo a la amada Guillermina”, dijo.
A través de redes sociales, la comunidad dancística y el Conaculta expresaron sus condolencias por la coreógrafa que, de acuerdo con el crítico Juan Hernández, inauguró una estética que definiría al movimiento de danza contemporánea en México principalmente con su obra El paraíso de los ahogados, estrenada en el Palacio de Bellas Artes en octubre de 1960.
En 1940 Guillermina Bravo fue invitada a participar como bailarina con el Ballet de Bellas Artes. Tras haber triunfado como ejecutante con La Coronela, participó con coreógrafas como Ana Sokolow y Waldeen. En 1947 funda, junto con Ana Mérida, la Academia de la Danza Mexicana. Un año más tarde funda el Ballet Nacional de México, que se convertiría en el Colegio Nacional de Danza Contemporánea, con sede en la ciudad de Querétaro.
Bravo fue considerada un sinónimo de la danza modernista y un referente obligado de la danza contemporánea en México, Bravo cuenta con alrededor de 57 montajes de su autoría.
Fue reconocida en numerosas ocasiones con galardones como el Premio José Limón (1989) y fue la primera mujer en recibir el Premio Nacional de Ciencias y Artes (1979). En 1993, en el Festival de Danza en San Luis Potosí, se creó el Premio Guillermina Bravo. En 1994 fue nombrada Creadora Emérita del Sistema Nacional de Creadores de Arte.
La Bruja, como se le conocía en el gremio dancístico, fue una suerte de madre de la danza moderna mexicana, protagonista indiscutible del movimiento nacionalista que dio rostro al México post-revolucionario con obras coreográficas emblemáticas como El Zanate, con música de Blas Galindo y diseños de Gabriel Fernández Ledesma; Recuerdos a Zapata, ballet-cantata con música de Carlos Jiménez Mabarak; y Alturas de Machu Pichu, música de Beethoven y diseños de Julio Prieto; entre muchas otras.
En 2011 recibió un homenaje en el Palacio de Bellas Artes por sus 90 años, una celebración que significó su última aparición pública aunque continuó trabajando cotidianamente en el Colegio Nacional de Danza Contemporánea. A propósito de ese reconocimiento, la coreógrafa dijo a EL UNIVERSAL que “vivía la vida en la realidad”.
Al cierre de la edición, sus hijos se dirigían a la ciudad de Querétaro para determinar dónde sería velada.