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Análisis. México y Turquía: más vale tarde...

Gabriel Guerra Castellanos*| El Universal
Miércoles 18 de diciembre de 2013

El descuido, desapego o prudencia excesiva que han caracterizado a algunas de las más recientes administraciones de la política exterior de nuestro país se mide no sólo en los pleitos estériles o interesados de uno que otro canciller, sino también en aquellas naciones que, siendo relevantes y de interés real para México, habían quedado en el olvido.

Es el caso de Turquía. El puente que conecta a Europa con Asia y el Medio Oriente, que vincula al mundo musulmán con el llamado Occidente, no figuraba en las listas de prioridades del gobierno mexicano. A pesar de las dos visitas de primeros ministros turcos a nuestro país —en los sexenios de Zedillo y Calderón—, ningún presidente de México había encontrado el tiempo ni las ganas para visitar a uno de los países más parecidos al nuestro en territorio europeo.

Con 75 millones de habitantes, la 17 economía mundial, socio estratégico de Estados Unidos y punta de lanza de la OTAN, compañero de México en la OCDE, vecino a la vez incómodo e indispensable de la Unión Europea, Turquía supera con su realidad a cualquier cliché.

Es el único país del así llamado “resto de Europa” que tiene todo para formar parte de la UE, y es el que le permitiría a los miopes que bloquean su acceso tender un puente de verdad hacia el islamismo moderado que tanta falta hace como contrapeso a los fundamentalistas.

Pero sobre todo, más allá de cifras, de estadísticas, de ubicación e importancia geopolítica, Turquía es un país importante, con una economía complementaria, que hace mucho se quiere acercar a México.

Las ventajas podrán no ser inmediatas, pero sí son obvias. Si México quiere ser un actor influyente y relevante en el escenario internacional, necesita construir relaciones duraderas, con visión de largo plazo, con sus pares, en todo el mundo.

Esa es la lógica del MIKTA, ese grupo de naciones que, pese al horrendo acrónimo, reune a jugadores relevantes, importantes para el mundo, pero sobre todo para nosotros.

La ley de la gravedad indica que nuestro presente está en América del Norte. La ley de los afectos y afinidades nos inclina hacia América Latina, hacia algunos europeos. Pero la ley del sentido común indica que tenemos, desde ahora, que ir buscando a nuestros socios para el futuro.

Uno de ellos es Turquía. Ya era hora de prestarle atención.

 

*Internacionalista



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