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El agotamiento físico castiga a senadores en el salón de sesiones, donde se han vivido, con mucho, las horas más intensas, desde que los congresistas legislan en ese edificio moderno de Paseo de la Reforma, blindado por la fuerza pública y, a la vez, asediado por grupos de activistas.

Son las cinco de la mañana y no se ve para cuándo la discusión culmine en la votación final de la reforma energética. En escaños ajenos se sientan a hablar dos líderes que en buena lid han empujado estrategias antagónicas, en el debate parlamentario más grande en mucho tiempo.

Emilio Gamboa (PRI) y Dolores Padierna (PRD) dialogan sobre cómo avanzar e impedir que la sesión se estanque en la nada, con una fila de oradores que avanza lenta, mientras se corre el riesgo de que se agrie el ánimo. Jorge Luis Preciado (PAN), quien es presidente de la Junta de Coordinación Política, está agotado, como ellos.

Buscan destrabar la sesión. Poco más de dos horas han consumido en las exposiciones sobre el artículo 27 de la Constitución, y otro tanto, han hablado los perredistas y petistas sobre el 28.

A ese paso, ¿cuándo acabar? Y es por ello que en busca del mal menor, Gamboa y Padierna hablan, se comprometen a avanzar, y como por arte de magia, el procedimiento legislativo cobra velocidad.

Y todavía no amanece, cuando ambos y más de 110 senadores, empiezan a ver la luz al final del túnel.

Antes, cuando la sesión era joven, los perredistas tomaron la tribuna con una gran manta en la que rechazan “la privatización de Pemex y CFE”, lo cual fue momento de mayor tensión; luego, un hombre joven aparece cuando habla Manuel Bartlett con gritos con los que protesta por corruptos en Petróleos Mexicanos.

Se ha caldeado el ambiente, cuando el pleno ha votado en lo general la reforma, y cuando los perredistas en la defensa de su punto de vista levantan la voz, hablan con determinación y exigen se abra la vía para que el pueblo sea convocado a una consulta popular en materia de energía.

En la discusión en lo particular, los perredistas inscriben unas 200 reservas y sorprenden positivamente por su preparación en el tema y por la coordinación que les ha marcado Dolores Padierna, respetuosa con rigor del liderazgo de Miguel Barbosa, esta vez enfermo y ausente.

Los priístas forman un bloque, como siempre, caracterizado por la disciplina. Les toca dejar que hablen perredistas y petistas, contrarios a la reforma energética que se aprueba con salón de sesiones casi lleno.

Carlos Romero Deschamps ejercita esa disciplina priísta. Desde el primer momento llegó al salón de sesiones, y allí permanece, a la derecha de su líder Emilio Gamboa, después de que en esa legislación se quita a la representación sindical en el consejo de administración de Pemex.

El priísta Gamboa Patrón sale como llegó al salón de sesiones: saluda a los senadores de las cinco bancadas. Habla con ellos, y con abrazos y besos cura heridas, si las hubo, en el proceso de legislar, al rojo vivo, como nunca.