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En México, 80% de los jóvenes considera que el consumo de drogas ilícitas es malo, mientras que en Brasil 50% de ese sector de la población lo marca como negativo. Los países de Centroamérica, de la Península Ibérica y de la región andina alcanzan también 80%, en tanto que en las naciones del Cono Sur 90% considera mala la ingesta de estupefacientes no legales.

A la pregunta de si están de acuerdo o muy de acuerdo en que el tabaco afecta la salud, 80% de los mexicanos coincidía con la afirmación, mientras que en Brasil más de 35% lo consideró dañino.

De acuerdo con la Primera Encuesta Iberoamericana de Juventudes, en la aprobación de temas de mayor controversia en la región, e incluso en el mundo, se observa que los jóvenes brasileños muestran mayor apertura a legalizar los matrimonios entre personas del mismo sexo, el consumo de mariguana y el aborto, y coinciden con Centroamérica en las opiniones sobre recibir inmigrantes en su país y en la pena de muerte.

En contraste, México da muestras de ser el país más “tradicional”, pues menos de 15% aprobó temas que en Brasil alcanzan porcentajes de aceptación por arriba de 30%, exceptuando la aplicación de la pena de muerte, que baja a 27%.

La encuesta financiada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco de Desarrollo de América Latina (Caf), realizada con el trabajo de la UNAM, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (Cepal), se aplicó a 20 mil jóvenes de entre 15 y 29 años de edad, en 20 países. Las entrevistas se desarrollaron del 17 de enero al 19 de marzo de 2013, coordinadas por la Organización Iberoamericana de la Juventud.

A los jóvenes se les consultó sobre su percepción respecto a los principales obstáculos que tiene su generación. Las respuestas se concentraron en la delincuencia y la violencia, sobre todo en el caso de México, donde casi 45% las señala como sus principales preocupaciones.

Le siguen la drogadicción y el alcoholismo, con más de 22%; los problemas económicos, con 20%; falta de empleo, con 10%; acceso a educación de calidad, con 4%, y acceso a los servicios de salud, con el menor porcentaje.

Al cuestionar acerca de los jóvenes que han vivido un episodio de violencia en los últimos 12 meses, 25% de los mexicanos presenció una pelea con arma de fuego o cuchillo; 18% vivió relaciones de violencia con la pareja y amigos, y poco más de 10% violencia en la familia. Casi 50% detectó una pandilla en su barrio.

En la Península Ibérica (España y Portugal) destacan los problemas económicos, y en Centroamérica el empleo. En Brasil, el punto más álgido lo tienen los aspectos vinculados a la drogadicción y al alcoholismo. Para todos, el acceso a la justicia y a los servicios de salud no parece importante.

Crítica a instituciones

Se identifica que en México, con respecto a los otros bloques de países, los jóvenes creen menos en las instituciones. Los políticos son a quienes menos les tienen confianza, seguidos por el gobierno, la justicia, la policía, los medios de comunicación y la democracia. Son las universidades y finalmente las organizaciones religiosas las que mayor confianza generan, aunque no pasan de 15%.

Respecto a esta valoración de las instituciones, la universidad en todos los países es la mejor calificada; le siguen las organizaciones religiosas, que “no sólo tiene que ver con las profundas raíces que posee este elemento en nuestra cultura iberoamericana, sino en el crecimiento que en los últimos años ha tenido esta búsqueda de referentes ante la incertidumbre de los entornos”.

En cuanto a la percepción sobre el trabajo, los jóvenes entrevistados de Centroamérica, la región andina y Brasil le asignan un lugar privilegiado al aspecto educativo para lograr acceso a un buen empleo, en tanto que en la Península Ibérica y en México los contactos sociales son los mecanismos mejor valorados para incorporarse a una actividad productiva. “Quizá porque en ambas regiones el desempleo juvenil es una de sus problemáticas centrales”, se afirma en el análisis.

Las opiniones se dividen sobre la calidad académica: la Península Ibérica, México y Cono Sur afirmaron casi al 30% que fue adecuada, no así Centroamérica y la región andina, y menos Brasil, que no le otorga ni 10%.

Asimismo, los jóvenes de México y Brasil comparten la opinión de que los profesores no fueron tan buenos, a diferencia de los demás, que los califican mejor. Donde casi todos los países coinciden es en el mal desempeño del director de la escuela en la que estudiaron.

En la encuesta se agrupa a la Península Ibérica, Centroamérica, región andina y Cono Sur. Tanto Brasil como México se abordaron por separado, pues representan juntos 51.5% del total de los jóvenes que habitan Iberoamérica, e incorporarlos a alguna de las subregiones implicaba distorsionar los resultados.