José Rivera tuvo que dormir cinco días en su auto porque se quedó varado en la caseta de La Venta, en la autopista México-Acapulco, en Guerrero, debido a los deslaves y lluvias provocados por los huracanes Ingrid y Manuel.

"Ya no pude avanzar ni para adelante ni para atrás, ahí nos quedamos varias familias, ya no nos regresamos a Acapulco por temor de que estaba todo inundado", recuerda el habitante del puerto, que pensaba llegar la tarde del domingo pasado al DF para ver a su hermano.

Unos 200 carros, el suyo entre estos, se quedaron en las inmediaciones de la caseta que conduce a Acapulco. No pudo moverse a la ciudad donde vive porque el puente que lleva a Coyuca de Benítez se derrumbó.

José tuvo que racionar los 2 mil pesos que llevaba para un viaje de un día pues pensaba regresar justo el lunes 16 de septiembre.

En esos días, varias familias rentaron casas o incluso, cuenta el hombre de 50 años, algunas recibieron albergue en una colonia cercana a la caseta. En esas casas le permitieron bañarse y ahí compraba comida. Utilizó los baños de la caseta para orinar y defecar.

La mañana de ayer alistó su auto ante el aviso de que parte de la autopista del Sol sería reabierta y además se había abierto una brecha que incorporaba a los vehículos de la autopista a la carretera federal para salir más rápido de Acapulco. Llegó poco antes de las 17:00 horas a la caseta de la autopista México-Cuernavaca.

Tuvo que esperar a que llegara su hermano a la bahía de la caseta para tramitar un permiso, pues el auto de José no circulaba ayer. Pero por fin se siente más tranquilo de haber llegado a la ciudad luego de dejar atrás una zona devastada.

"Estoy muy triste de ver cómo quedó la zona, varias familias que lo perdieron todo", expresa José, quien esperara algunos días en la ciudad hasta saber que se abra una vía alterna para llegar a Coyuca, donde vive.