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LLANO GRANDE, Gro.— Hacía tres días que a Adelaida Morán le dolía la espalda baja y orinaba sangre, y así se hubiera quedado muchos días más porque los caminos derrumbados por la tormenta tropical Manuel, impidieron que su esposo Isauro la llevara al médico.

Apenas ayer, la mujer de esta comunidad en la que esencialmente se habla Tlapaneco, fue trasladada en un Black Hawk de la Policía Federal al Hospital General de Acapulco. Fue la primera vez que llegaba el auxilio a esta comunidad de la Montaña de Guerrero.

En su lengua indígena algunos, y los más jóvenes en español, ennumeraron las carencias. Sus milpas, el sustento diario, se inundaron, no hay luz, ni agua potable, sus casas se cuartearon, otras se derrumbaron. No llegan los médicos y los profesores de las escuelas ya no pudieron regresar a la población.

En esta comunidad se extraña la cal para preparar el maíz y hacer sus tortillas, y es imposible acudir a Ayutla —el poblado más cercano— para abastecerse de los alimentos más esenciales.

Ayer, con la llegada de la Policía Federal, la familia de Adelaida Morán recibió una despensa con frijol, arroz, galletas, papel de baño, azúcar, sal, pañales... otros de la comunidad se formaron para obtener esta ayuda que, las mujeres calcularon, les durará tres días o máximo una semana, porque las familias son numerosas.

Por tierra la ayuda tarda, o e plano no llega, por los caminos quebrados. Ha seguido lloviendo. Dos aviones 727 de la institución llegaron ayer al aeropuerto de Acapulco con 25 toneladas de víveres que serían entregados en tres unidades Black Hawk y 19 camiones Unimog y Kodiak.

Además de Llano Grande, se llegó a Arroyo Prieto, en el municipio de Cochoapa El Grande; a Yerba Santa, municipio de San Marcos; a Coyuca de Benitez, a Totomixtlahuaca y más.

Mujeres, hombres y niños se sorprendieron al ver al helicóptero y corrieron a su encuentro. Hicieron largas filas para alcanzar el apoyo de las fuerzas federales, que en estos días han acudido a pequeñas poblaciones aisladas de las cabeceras municipales debido al reblandecimiento de la tierra.

En Arroyo Prieto, perteneciente a Cochoapa, uno de los municipios más pobres de México, Florencia de 13 años ayuda a las señoras a traducir del mixteco al español sus peticiones. “Dicen que necesitan maíz, jabón, azúcar sal, chile, leche, frijol, cobijas”, aún sin conocer el dialecto, era evidente la necesidad.

Mientras tanto, la larga fila de personas avanzaba hacia el punto donde agentes de la Policía Federal entregaron de manera directa una despensa a estas familias, sin ninguna autoridad como intermediaria

Un grupo de unos 40 niños y niñas pescaban también ropa de dos pequeñas bolsas, que transportaron los Black Hawk. Los pies descalzos de los pequeños se encimaban unos con otros, reían emocionados, pero también se arrebataban las camisas, cinturones, pantalones, playeras y zapatos.

Florencia, quien dice sentir miedo cada que llueve porque la casa de su mamá se “partió”, se quedó con unas botas, que aunque le sirven, para ella el mejor regalo sería que el clima mejorara en la región. “Soy feliz cuando puedo ver el sol”, aseguró.

Para Adelaida la ayuda llegó justo a tiempo, Esta mujer de 32 años, madre de cuatro hijos, fue trasladada vía aérea al hospital. Ya recostada sobre una camilla y en la ambulancia, dijo estar más tranquila “porque ya con los dolores, no podía”.