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Historia El éxodo de los olvidados por las autoridades

Francisco Nieto / Enviado| El Universal
Domingo 22 de septiembre de 2013
<b>Historia</b> El xodo de los olvidados por las autoridades

INGENIO. Los hombres de Azinyahualco construyeron improvisados puentes en los que pudieron salir de la zona y dejar atrás los ríos embravecidos. (Foto: FRANCISCO NIETO EL UNIVERSAL )


francisco.nieto@eluniversal.com.mx

ZOYANTEPEC, Gro.— Azinyahualco se convirtió en un pueblo fantasma. La tormenta Manuel obligó a esta comunidad de la Sierra de Chilpancingo a emprender un éxodo rumbo a un destino aún desconocido.

Son los desplazados de la tragedia. La salida masiva se dio tarde, casi una semana después de que la tormenta provocara pánico a los más de 500 habitantes de este pueblo serrano que se dedicaba a la producción del jitomate.

Y se dio tarde porque quedaron incomunicados con la capital y con los pueblos aledaños. Esperaron la ayuda de las autoridades, se desesperaron, y poco a poco fueron abandonando Azinyahualco, hasta que todos decidieron irse de ese lugar que está a punto de desaparecer por un eventual alud.

Durante estos días incomunicados, los varones de la comunidad construyeron improvisados puentes en los que pudieron salir de la zona y dejar atrás los ríos que nunca aminoraron su agresividad.

“No llevamos futuro”, dijo Bernabé Torres con una expresión de entre tristeza y enojo, por el abandono de sus comunidades y luego de haber caminado seis horas para llegar a Zoyatepec, donde hay un centro de salud.

“Vamos saliendo y no sabemos a dónde vamos (...), nuestras tierras se perdieron y ya no tenemos trabajo. Queremos que el gobierno nos dé la mano, que nos ayude”, relató este campesino luego de cruzar un enorme amate, que improvisaron como un segundo puente, que el Río Tenopaz se llevó entre su corriente.

Explicó que desde el sábado hubo derrumbes que casi acaban con su pueblo, además de fuertes temblores que desgajaron la tierra.

“Está todo destruido, se lo llevó el río. De un lado quedó el pueblo y todo lo que son barrancas y bordos se cayeron. Estamos en peligro”, dijo Alexis Torres, otro de los habitantes de la comunidad.

Entre lágrimas y luego de haber cruzado cerros y ríos que tenían originalmente unos 10 metros de largo y ahora llegan a más de 100, con una profundidad de más de cinco metros, don Pablo recuerda que durante la lluvia, la tierra temblaba y por la niebla no había visibilidad, por ello la comunidad entró en pánico colectivo.

“El domingo por la noche pasó una creciente grandísima que se vino la tierra. Nosotros pensábamos que era nuestro fin, pero aquí estamos y no sabemos para dónde vamos. Es imposible volver”, dijo.

La ayuda

Durante su peregrinar los habitantes de Azinyahualco fueron auxiliados por los bomberos de Chilpancingo, elementos de Proyecto Protección, el voluntariado de la Cruz Roja y el Ejército mexicano. Para llegar a los damnificados, los rescatistas improvisaron puentes y caminos y en un punto medio de la montañas se los encontraron. La mayoría de la gente, especialmente los niños, venía deshidratada y sin haber comido.

El encuentro no fue del todo amable, porque había molestia de las personas que sentían que fueron olvidados por las autoridades.

“Nos dijeron que nos iban a sacar en helicóptero, pero nos desesperamos y decidimos bajarnos por la Boca de la Cañada”, dijo Bernabé Torres.

La mayoría de los habitantes de la comunidad pernoctaron en el pueblo del Ocotito, pero no saben cuál será su destino final.

“Es triste todo lo que está pasando. Tal vez sea la última vez que estemos todos juntos. El pueblo se acabó”, decían entre los mismos habitantes de Azinyahualco.



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