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VILLA PARRILLA, Tab.— Hay días inolvidables. En este recodo del trópico húmedo, en el municipio capitalino del Centro, Enrique Peña Nieto entra a la escuela, y en las aulas y el patio conversa con niños. Hecho inusual. Y charlan y aunque viste de camisa, los pequeños miran al hombre de la investidura que sonríe y los abraza, y uno de ellos, Sergio, se destapa: “Yo quiero ser Presidente de la República”.

La sonrisa del Presidente de México es la respuesta a las aspiraciones de Sergio Rafael, el niño de las mejores calificaciones de su grupo de 6-A, junto con Yazmín, la niña aplicada, la que casi no habla, la estudiosa que se para orgullosa al lado de Peña Nieto.

Un coro de inquietos “jóvenes y señoritas”, como los llama el Presidente, revelan que lo dicho por Sergio va en serio. Acaba de regresar de la ciudad de México, donde participó en el Parlamento Infantil, en la Cámara de Diputados.

“Tenemos un congresista en potencia”, elogia el Presidente al niño de Tabasco que quiere alcanzar la meta de Peña. A ambos, los rodean los compañeros de la clase, a quienes el Presidente toca del hombro, los abraza, se toma fotos con todos y obsequia autógrafos.

La razón de que Peña Nieto esté aquí, en el sauna de México, y que pase a visitar las aulas de la Escuela Primaria Roberto Virgilio de la Cruz, que en la tarde se llama Dionisio Zurita Belchez, es la entrega de computadoras a los niños, los primeros en recibirlas en la historia.

Y es cierto, este es un mediodía de escribir la historia. Una vez, Adolfo López Mateos fue a escuelas y entregó los primeros libros de texto, con la ilustración emblemática de la enseñanza pública, la Madre Patria de Guillermo González Camarena.

Hoy, que los niños abren su “compu”, una laptop con mil 271 programas, 74 sitios de internet y 16 aplicaciones, lo que aparece es esa mujer generosa, que enarbola la Bandera Nacional en un marco de abundancia y mexicanidad.

El secretario de Educación Pública (SEP), Emilio Chuayffet, acompaña al Presidente, y el anfitrión es el gobernador Arturo Núñez (PRD), quien fue subsecretario de Gobernación, cuando el titular de Bucareli era el ahora sucesor de José Vasconcelos. También, el líder del SNTE, Juan Díaz de la Torre.

Viene Peña “siempre para buenas cosas y buenas noticias”, dice el perredista.

De los salones, Peña pasa al patio, y ahí en un rectángulo los grupos de alumnos y muchos padres de familia rodean al Presidente que les dice: “Las computadoras son suyas, cuídenlas, son herramientas para accesar al conocimiento”.

Siguen fotos, muchas fotos, y autógrafos. Ese es el patio de las vocaciones. Y si uno quiere ser Presidente, los hay quienes sueñan con ser médico, enfermera, ingeniero o militar. Y así toca que el jefe del Estado Mayor Presidencial, general Roberto Miranda Moreno, es solicitado para estampar su rúbrica en un cuaderno. “Gracias”, le dice el niño formal, pero alegre.

La directora María Maldonado Barrera dice a Peña: “La vida nos lo trae a usted” aquí, a la escuela.