mariana.leon@eluniversal.com.mx

Alex probó la mariguana por primera vez cuando tenía 19 años, en casa de un amigo. Esa vez no tuvo muchas razones, simplemente quería encajar en el grupo. Lo hizo un par de veces más, cuando cursaba la carrera de Geografía en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Hace dos años y medio se cambió de facultad, y ahora estudia Contaduría en Ciudad Universitaria (CU), donde ha tenido contacto con el alcohol y drogas. Él mismo ha consumido cervezas enfrente de la biblioteca central, en la zona conocida como “las islas”, a sólo unos metros de la Rectoría. A Alex también le han ofrecido drogas dentro de la UNAM, la última vez en la exposición de la Mega Ofrenda, “ahí sí pasaban vendiendo de todo”.

Tania Tello tiene 23 años y está a punto de terminar la carrera de Ingeniería en Computación en CU. Dice que en la universidad el acceso a las drogas es muy sencillo, como vender dulces. “Muchos compañeros venden dulces en sus mochilas, como de contrabando, yo creo que se esconden porque venden droga, así es de fácil, algunas autoridades lo saben, pero no es difícil meter drogas”.

En su facultad la droga favorita es el alcohol y lo beben en los estacionamientos. El lugar de reunión favorito es el Anexo de Ingeniería. “Yo no creo que no se den cuentan las autoridades, una vez sí nos llamaron la atención, dijeron que no podíamos beber porque era ilegal... pero en realidad no fue una gran cosa, guardamos todo y nos cambiamos de lugar”.

Juan Carlos Galicia cursa su primer semestre en la facultad de Filosofía y Letras, él quería ser pianista y se decidió por Geografía porque todos le dijeron que como músico se iba a morir de hambre. Tiene 19 años y le han ofrecido mariguana, pero hasta ahora no lo ha intentado porque cree que “eso tiene consecuencias negativas que positivas”.