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ACAPULCO, Gro.— En menos de dos horas de la madrugada del 15 de septiembre, el pueblo de La Venta Vieja conformada por 300 habitantes desapareció por el desbordamiento del río Papagayo.

Ahora es un pueblo fantasma, dice Jaime Santos Reynoso, quien recuerda que todo fue “como una película de terror”.

La presa hidroeléctrica Ambrosio Figueroa, conocida como La Venta o Río Papagayo, inaugurada en mayo de 1965, sufrió durante las fuertes lluvias ocasionadas por la tormenta tropical Manuel la ruptura de cuatro compuertas y grandes cantidades de agua destruyeron a su paso el pueblo de La Venta Vieja; provocaron inundaciones en colonias y arrancó árboles y los cimientos de viviendas.

Los más de 300 habitantes de La Venta Vieja, ubicada en las márgenes del río Papagayo, piden a la CFE su reubicación a otro predio y la construcción de viviendas nuevas ya que desde la construcción de la hidroeléctrica les prometieron indemnizarlos y nunca lo hicieron.

Un panorama desolador se observa al llegar a lo que antes fue el pueblo de La Venta Vieja, perteneciente al municipio de Acapulco, donde el río arrancó los cimientos y destruyó totalmente a su paso la iglesia que apenas hace un año se inauguró, la telesecundaria que contaba con tres salones, la primaria, las más de 200 casas donde en algunas sólo quedaron pedazos de paredes o los cascarones huecos de las viviendas, con Atenas de televisión de paga.

En el camino se observan ventanales de herrería, tarjas, carros enterrados como el de don Toño, dice el comisario ejidal de Agua de Perro, Manuel Santos Bernal.

En el camino va explicando cómo el pueblo desapareció; de la carretera hecha de piedra que conectaba desde Tierra Colorada a Altos del Camarón, y donde sólo quedan pedazos; la casa de doña Alicia que quedó entre un montón de escombros, la casa de don Jorge donde no hay ni piso ni señas de que ahí hubo una vez una vivienda.

Dice don Manuel que por estar en el cerro se salvó de milagro, pero poco a poco a bordo de camionetas visitan sus casas, luego de que secó el agua que derrumbó su pueblo, y se llevan sus pertenencias, hacen la mudanza pero dejan abandonados sus animalitos. Muestra cómo la presa quedó derrumbada en sus cuatro compuertas; el agua del río Papagayo también destruyó la estación de la hidroeléctrica.