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Su mirada se pierde entre los escombros que arrojó la creciente de agua. Sus recuerdos están en el suelo, con lodo, pero uno de ellos, una virgen de Guadalupe, soportó el desbordamiento del río Amacuzac. Ahí está, con un impacto en un costado, pero de pie, erguida.

Rafael Gama, hombre de la tercera edad, se dice “protegido” por la imagen religiosa de yeso. Ese, dice, es su principal aliciente para continuar.

En Tehuixtla, dice, los habitantes que habitan a orillas del Amacuzac fueron sorprendidos por el nivel que alcanzó el agua y que provocó daños en los municipios de Jojutla, Puente de Ixtla, Tlaquiltenango, Zacatepec y Amacuzac, todos de la zona sur del estado de Morelos.

La creciente arrastró lo que encontró a su paso. En Tehuixtla, Rafael recorre lo que fue su morada. En el piso yace una fotografía que levanta de inmediato.

“Ella es Victoria Rebollar Martínez, mi mamá”, dice acongojado y con cuidado frota sus manos sobre el retrato mancillado por el agua y el lodo.

Doña Victoria murió hace tres años y la casa donde vive Rafael era de ella. Ambos trabajaron duro para levantar cuatro cuartos que fueron su vivienda.

Melancólico, camina por los restos de su hogar afectados por la humedad, entre muros y el techo colapsados.