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CHILPANCINGO, Gro.— El cielo se nubla y la visibilidad disminuye por la intensa neblina. Comienza a llover con fuerza en la Sierra de Chilpancingo y el lodo no permite avanzar a las camionetas 4x4 que llevan víveres para los damnificados de la tormenta Manuel.

Es el momento de activar una estrategia rápida y efectiva para salir de ahí porque estos rescatistas saben que están en peligro: los ríos crecen y, a su paso, se llevan todo y el cerro los puede sepultar.

El terreno aquí es engañoso; el lodo es chicloso, muy resbaladizo y en muchos casos endeble: en ocasiones te hace sumergir hasta las rodillas.

La brigada del voluntariado de Cruz Roja de Chilpancingo, conformada por aficionados a los deportes extremos, quienes se organizaron con vecinos, empresarios y estudiantes de la capital para ayudar a los damnificados, comienza a trabajar para volver lo más pronto posible: usan palas y picos, otros escarban debajo de las camionetas para que las llantas tengan la tracción suficiente.

Hacen uno, dos intentos para salir y hasta el tercero logran pasar esa barrera de fango que los hace gritar jubilosos; enlodados, vuelven a subir a las camionetas y a pesar de las inclemencias del clima deciden ir a otra comunidad para entregar despensas y llevar atención médica a las víctimas, a pesar de que ya es de noche, llueve, y que se encuentran a tres horas de sus casas.

Esta brigada de rescate no tiene el apoyo de ninguna autoridad y aunque no están debidamente capacitados para realizar estas labores de rescate y salvamento, es más efectiva que las de los gobiernos municipal y estatal, porque llegan a lugares que no han sido auxiliados.

La brigada que se coordina con el Centro Operativo para Emergencias Locales (COEL), dirigido por la Cruz Roja local y cuentan con la asesoría de Antonio Jaimes, experto en estos temas y quien enfrentó la tragedia que dejó el huracán Paulina, ha sido efectiva porque entre sus integrantes hay gente que conoce los caminos y brechas de la sierra, como Tonatiuh Ávila, regidor del municipio Juan. R. Escudero, que al hacer mancuerna con aficionados de jeeps 4x4, como Ysbaal Ramírez y Víctor Ríos, han obtenido resultados favorables, pues ya auxiliaron a miles de víctimas.

Al equipo se unió el mecánico Víctor Navarro, quien sabe operar máquinas pesadas como retroexcavadoras o trascabos; la enfermera Gema Delgado Vega, quien atiende a los enfermos que se encuentran en el camino, y el bombero voluntario Octavio Aparicio, quien es un conductor experto en camionetas 4x4, las cuales fueron prestadas por la Auditoría General del Estado.

El grupo se acopló tan bien en la labores de auxilio, que la Policía Federal los buscó para hacer equipo y realizar trabajos coordinados. También trabajan con los bomberos de esa capital y ya se sumó el grupo de rescate Búsqueda y Salvamento.

La convocatoria, recuerda Fernando Meléndez, ex presidente de Coparmex Chilpancingo, y quien es el que coordina al grupo, se hizo de boca en boca y a través de amigos y conocidos “que no dudaron en poner su talento y sus habilidades”.

Explica que no reciben ningún salario, incluso lo que han conseguido, como el caso del combustible, el medicamento y víveres, han sido a través de favores y mediante la sociedad civil que se ha solidarizado. De las autoridades no han tenido nada.

En los terrenos complicados, la brigada hace parecer que es un equipo de años de entrenamiento, pues mientras el mecánico opera el trascabo (el cual piden en alguna localidad cercana al lugar donde pretenden llegar), los demás preparan el camino y organizan la entrega de los víveres: “Lo hacemos más rápido que los que hicieron la Autopista del Sol”, bromean entre ellos durante los trayectos, sentados en las cajas de las camionetas o cuando pueden comer el lunch que les da Cruz Roja antes de salir a los caminos averiados.

El equipo lo conforman los voluntarios Giovanni Basilio, Moisés Gómez, Alán Mendoza, Manuel Benítez, Norman Ríos, César Ávila, Fredi Nava (El Chino,) Gonzalo Contreras, Yamelith Mendoza, Sergio Vázquez, Omar Cruz y Pedro Márquez.