Arman "concierto" en el cerco metálico
SECUELAS. Patricia Muñoz golpeó sin guantes las vallas con una llave mecánica. (Foto: ARIEL OJEDA / EL UNIVERSAL )
carina.garcia@eluniversal.com.mx
Afuera del Senado es un corredor de ruido. El ensordecedor concierto de cucharas y cacerolas golpeando las vallas de acero que circundan la Cámara Alta para protestar contra la reforma energética sólo se ha suspendido en las noches.
Los concertistas son hombres y mujeres, niños y ancianos, miembros del “cerco al Senado” que golpean, una y otra vez la valla aunque saben que, cuando mucho, adentro oye su tonada. Pero no escuchan su reclamo. Algunos pegan hasta sangrar, romper sus cucharas o cansarse.
”Me duelen pero yo sé que valdrá a pena, después se van a curar. Pero eso (la reforma energética) lo van a aprobar para siempre”, dice Patricia, estudiante de diseño gráfico.
Sus manos de artista están dañadas y le quedarán callos pues tocó su “tonada” de protesta con una llave mecánica, y sin guantes. Es una militante del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) aunque su familia, dice con cierto desdén, “es priísta”.
“Yo les digo que si ya votaron por él, por lo menos que vengan a enmendar su error… ya se arrepintieron porque ven el tipo de personas que nos están gobernando”, explica.
Las mujeres como ella y las personas de la tercera edad ocupan las mañanas y tardes. Jóvenes y hombres adultos son más vespertinos en el cerco. Hay familias enteras en las noches.
Eso sí, todos fieles a López Obrador, al que comerciantes anónimos de Venustiano Carranza dedicaron una manta por ser su “AMLOMAN”.
Aguante para mítines
Alejandra Moreno es otra “Morena” del estado de México, pero una ama de casa que no llevó a su hija a la escuela. Prefirió enseñarle “que no hay que dejarse de esta bola de rateros”. Su hija, Valentina, es una tímida niña de 6 años y, por lo menos ayer, la integrante más joven del cerco pues apenas va al kínder.
“Esto a lo mejor no va a servir y de todas formas van a aprobar las reformas pero lo importante es que estamos haciendo ruido.
“Me va a encantar que ella va a ser de una generación que cuenta con sangre en las venas, no atole”, dice orgullosa su mamá.
Enojo es el denominador común de quienes integran la protesta de Morena, sea por la pobreza o la corrupción. Algunos, sin embargo, son alegres porque sí, aunque no haya motivo.
“Si ya todo está perdido, ya nos quitaron todo es una manera de desquitarnos aunque sea con un fierro”, dice Guillermina Ramos, adulta mayor que en el esfuerzo rompe su cuchara.