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La Universidad Abierta y a Distancia de México (UnADM) será en la que, bajo el Programa Emergente de Matrícula en Educación Superior impulsado por la Secretaría de Educación Pública (SEP), recaiga la mayor oferta pública para estudios superiores de quienes no alcanzaron lugar en los pasados procesos de admisión.

Se han ofrecido 20 mil nuevos lugares en esta universidad donde actualmente cursan 47 mil 257 personas en alguna de sus 13 opciones, una de las cuales es a nivel técnico superior. Sin embargo, la UnADM, tiene serios problemas en uno de los engranajes clave para asegurar la calidad y buen funcionamiento del sistema: su planta docente.

Sus facilitadores, que son realmente los profesores o quienes auxilian en el proceso de enseñanza aprendizaje a los alumnos, han tenido atraso de pagos de hasta 11 meses, variaciones del monto de su sueldo sin explicación alguna, acoso y maltrato laboral, desinformación de cómo son evaluados, ninguna seguridad social y falta de capacitación.

Se suma que no reciben ninguna clase de comprobante que los acredite como facilitadores que auxiliaron en el proceso de educación a distancia. No pueden demostrar en su curriculum que ellos trabajan para la UnADM.

“La relación laboral es muy desagradable entonces cuando hay necesidad de dar más, siento la reticencia de trabajar una hora más, si ya trabajo cuatro y así me resulta desagradable”, señala Elena, un testimonio anónimo de los llamados facilitadores. Como ella hay decenas de casos entre una plantilla de unos 2 mil profesores en activo, una veintena de doctorado y un centenar de maestros.

El rector de la UnADM, Francisco Cervantes Pérez, señala desconocer los problemas históricos y las particularidades de cada reclamo de los profesores porque no se ha hecho una encuesta, pero reconoce que habrá que realizar algunos cambios para que la Unadm tenga procesos más eficientes. “Hay problemas de la universidad, yo empiezo de cero”.

Luis Gregorio Sosa Grajales, especialista del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (INIDE) de la Universidad Iberoamericana, asegura que dando acceso a los jóvenes por la vía virtual no garantizas la calidad.

Subraya que los procesos deben ser revisados y que no se trabaje solo en pos de subir los indicadores. “En los 10 últimos años se esforzaron subir los indicadores, hay que preguntarnos con qué tipo de educación. Si se abren nuevos espacios con las mismas deficiencias lo único que se hace es ampliar el problema”.

En octubre pasado el Sistema Nacional de Educación a Distancia (SINED), concluyó que las instituciones de educación superior públicas y particulares en su mayoría no cuentan con las normas reglamentarias necesarias para regular su desarrollo, definir las estructuras académicas y administrativas responsables de operarla, ni para establecer la trayectoria de los estudiantes que cursan programas a distancia.

Cervantes Pérez, rector de la Unadm considera que los Comités Interinstitucionales para la Evaluación de la Educación Superior (CIEES) y el Consejo para la Acreditación de la Educación Superior (COPAES), son organismos suficientes para evaluar a las instituciones. Sin embargo, esta evaluación externa es voluntaria.

“Estamos buscando que CIEES haga una evaluación diagnóstica para ver si lo que hasta hoy tenemos es de calidad, ya que esa instancia sólo puede evaluar cuando hay egresados” señala el rector.

Para el especialista en educación Hugo Aboites la modalidad a distancia no ha prosperado de manera general porque aún no demuestra que pueda suplir a la presencial, que sus maestros impartan educación de calidad y que existan soportes sociales capaces de hacer permanecer al estudiante.