A prueba, vínculos con Latinoamérica
OFENSA. Hace una semana, algunos países europeos negaron a Evo Morales, presidente de Bolivia, aterrizar en su territorio, bajo la presunción de que trasladaba al ex agente de la CIA, Edward Snowden. (Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL )
WASHINGTON.— Estados Unidos vuelve a poner a prueba sus relaciones con América Latina.
El escándalo de espionaje, que fue puesto al descubierto por medios como The Guardian, O Globo y The Washington Post, y el humillante episodio protagonizado por el presidente de Bolivia, Evo Morales —quien se convirtió en víctima colateral de las presiones de Estados Unidos por el caso del ex operador de la CIA, Edward Snowden—, se han convertido en una bola de nieve que ayer mismo alcanzaba al Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Mientras los países miembros de la OEA debatían el alcance y proporción de la respuesta frente a Estados Unidos, tras el desafortunado incidente vivido por Evo Morales, observadores y analistas ponderaban si acaso algunos gobiernos de Latinoamérica serán capaces de dejar atrás un episodio que ha mancillado la dignidad de uno de los suyos.
Pero, además, si Washington está dispuesto a pagar la que, se presume, será una elevada factura para recomponer sus relaciones con el hemisferio, tras una acción tan peligrosa como desproporcionada y unos hábitos de espionaje hacia países que considera amigos y aliados.
“La situación es más seria en aquellos países donde Washington tiene una relación más madura y basada en intereses mutuos: en el caso de México, la administración [del presidente Enrique] Peña Nieto ya había enviado señales de que no permitiría un intercambio de inteligencia tan fluido entre las agencias de seguridad de ambos países”, consideró Juan Carlos Hidalgo, analista del Cato Institute.
“Sin embargo, no veo a México tomando medidas más fuertes a raíz de este incidente. Al final de cuentas México depende de la inteligencia estadounidense para combatir al narco, y además necesita mantener la relación con Washington en los mejores términos posibles por los otros frentes que tiene abiertos: reforma migratoria, energía, etcétera”, añadió el experto.
Para Héctor Schamis, del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Georgetown, “la gran pregunta que muchos nos hacemos hoy, es: ¿Qué tan grave es lo que sabe Edward Snowden como para que Estados Unidos lo haya arriesgado todo. Primero, presionando a sus aliados europeos para bloquearle la ruta de vuelo al presidente Evo Morales, bajo la sola sospecha de que llevaba a Snowden?
“Y, segundo, humillando al presidente de Bolivia y con él a un buen número de países de Latinoamérica”, expresó el especialista.
El consenso sobre la excesiva actuación de Estados Unidos se extiende a distintos centros de análisis y observatorios de la política exterior estadounidense en esta capital. La promesa de Barack Obama, de que el intervencionismo sería cosa del pasado, está hoy en entredicho.
“Con esta acción Estados Unidos ha mandado un mensaje muy fuerte, en el sentido de que esta es una situación muy seria para el país y que están dispuestos a llegar a las últimas consecuencias en el caso de Edward Snowden”, consideró Hidalgo en alusión a la agresiva campaña de la administración Obama para cerrarle toda vía de escape a quien lo ha dejado en evidencia ante el mundo.
“Estados Unidos está dispuesto a hacer todo lo que esté a su alcance para evitar que Snowden termine en Venezuela o en Ecuador. Está jugando muy duro mediante presiones que van desde lo comercial, hasta lo político y lo diplomático, en una actitud que ha conseguido ponerle en contra de ciertos países de la región como Argentina, Bolivia, Ecuador y Venezuela, entre otros”, añadió.
El problema, concluyó, “es que esta presión de EU ya afectó las relaciones de América Latina con Europa tras el incidente con el presidente Evo Morales. El escándalo que surgió con las explosivas revelaciones de Snowden se ha convertido en una bola de nieve que costará mucho trabajo parar al gobierno de Obama”.
Reclamo de países
En medio de una de las peores crisis diplomáticas entre Estados Unidos y Latinoamérica, la indignación y protestas de algunos países parece estar hoy en relación directa con la proximidad o la lasitud de esos países hacia Washington. Así, mientras el bloque de países de UNASUR amenaza con medidas de represalia, por la humillación contra Evo, otras naciones se limitaban a demandar una investigación más profusa.
Este posicionamiento se constató en la sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA, que fue convocado para hacer patente el enojo del grupo de países que integran el ALBA.
“Por el momento, la división y las diferentes reacciones que han mostrado los países del área frente a la acción de Estados Unidos, hace difícil prever un escenario de confrontación abierta entre EU y todo el hemisferio. Creo más bien que este acto, que evidentemente ha sido desproporcionado, se sumará a las muchas escaramuzas que EU ha enfrentado y seguirá teniendo con varios países”, consideró Schamis.