mariana.leon@eluniversal.com.mx

Sharon tiene 19 años y vive en la delegación Tláhuac, en un pequeño cuarto, junto con su esposo y sus dos hijos. Casi todo lo que tiene: un sillón, la mesa, dos sillas, la carriola y su estufa, son cosas que su familia le ha comprado o le han ayudado a comprar. Ella se enteró de que estaba embarazada, por primera vez, cuando tenía 17 años de edad.

A su esposo lo conoció en el café internet donde trabajaba. Fueron amigos por tres años y después comenzaron a salir. Pocos meses después recibieron la noticia. Dice que fue “como una bomba, estábamos muy jóvenes, no era nuestro plan”.

Cuenta que al principio pensó en abortar, pero su mamá, quien también fue madre a los 15 años, le dijo que no era opción, que ella había criado a tres hijos de la misma manera y que si hubiera abortado Sharon no estaría aquí.

“Por eso decidimos tenerlo, mi mamá incluso me llegó a decir que si ella no me abortó a mí, ¿por qué iba yo a abortar a mi hijo? Me dijo que no iba a estar sola, que si sólo tenía uno, sí iba a salir adelante”, comenta.

Con el nacimiento de Madison, su primera hija, no pudo seguir estudiando. “En una escuela pública te apoyan para que sigas estudiando aunque estés embarazada, pero en las privadas no…”. También la colegiatura era demasiado cara para que ella siguiera asistiendo y “los hijos se convirtieron en la prioridad”.

Once meses después de dar a luz a Madison, nació su segundo hijo: Iker. En la clínica del Seguro Popular en Milpa Alta nunca le hablaron de métodos anticonceptivos después de su primer embarazo, y a los dos meses ya estaba esperando su segundo bebé.

Ese embarazo fue de “alto riesgo”. Sólo hace un mes dio a luz en la clínica de Tláhuac, y está en lista de espera para recibir un dispositivo intrauterino.

Sharon y su esposo viven al día. Él conduce un mototaxi en la colonia La Conchita, y gana entre 200 y 300 pesos diarios, pero cuando no hay clases el pasaje baja y el ingreso sólo es de 100 pesos. Dice que su pareja, sólo tres años mayor que ella, ha intentado encontrar empleo formal, pero le exigen demasiados requisitos que no cumple.