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Julio eligió ingresar a la preparatoria 6 de la UNAM pero por su resultado en el examen único de ingreso a las instituciones de bachillerato ingresó al Colegio de Bachilleres. No abandonó la institución a pesar de que su hermano le recomendó hacerlo.

En dos años Julio perdió a 12 de sus compañeros quienes dejaron la escuela por sacar malas calificaciones, por necesidades económicas o volvieron a intentar ingresar a la Universidad Nacional Autónoma de México.

Mientras juega voleibol, en el patio del plantel 20 del Colbach ubicado en la colonia Del Valle, Julio Mendoza contó que en algún momento su hermano le sugirió abandonar el lugar que había ganado en esa escuela.

El espigado joven de 17 años no siguió la recomendación y hoy iniciará el quinto semestre de la educación media superior. En cambio algunos de sus compañeros dejaron su lugar en ese plantel, a los pocos meses de haber iniciado las clases ante su deseo de ingresar a una de las preparatorias de la UNAM.

“En primer semestre éramos como 40 pero todos empiezan como a que desertar, empiezan a dejar, vuelven a hacer su examen para la prepa, porque tienen el pase directo a la universidad”, detalla.

Arturo Sánchez Noguez, profesor de educación física y encargado de las actividades deportivas en ese mismo plantel cuenta que el principal problema es la deserción.

“No se trata de que el alumno vaya bajo en su nivel académico sino por las situaciones externas: algún vicio, alguna situación de que no quieran entrar a clases”. Los jóvenes son presas de “modismos urbanos”, por lo que se decidió que en lugar de sus prendas de darketos, utilizaran ropa deportiva.