Historia ¡Señor, qué no mira que la casa se la llevó el agua!
DESGRACIA. Hermilo sólo rescató de los escombros una fotografía de su nieta, en tanto que 29 comunidades oaxaqueñas quedaron incomunicadas. (Foto: RAÚL ESTRELLA EL UNIVERSAL )
jorge.ramos@eluniversal.com.mx
PASO DE LA REINA, Oax.— Fue un día de lluvia que parecía normal. El olor a tierra mojada y la humedad no presagiaban el crujir de los muros de la casa de don Hermilo, de dos habitaciones hechas con adobe.
Ubicado a un costado del río Verde, Paso de la Reina es una de las principales comunidades de la costa oaxaqueña que sigue en pie de lucha contra la construcción de una presa, un proyecto de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Esa pelea y el aumento del abigeato obligó a la población a establecer un retén de vigilancia en lo alto de una loma. Día y noche, cerca para dar la voz de alarma y no exponerse ante los asaltantes.
Es noche, los vigías no se percataron del río que, silencioso, comenzaba a comerse más de un kilómetro de su margen derecho.
Así comenzó la invasión a un pueblo de casi mil habitantes, por torrentes de agua que fueron tan providenciales como devastadores. “El agua la trae Dios”, dice un hombre dedicado a vender hamacas hechas por los reos de la cárcel de Pochutla, cerca de aquí.
Rosa Elia, una viuda que vive sola en su hogar y su parienta Yolanda construyeron sus casas en la calle principal del pueblo. De pronto, casi a las 10 de la noche del sábado 14 de septiembre, todos los habitantes de Paso de la Reina vieron penetrar chorros de agua con arena a sus casas, primero sigilosos, enseguida con violencia. El estrépito subió de tono. Rosa Elia y Yolanda alcanzaron a salir con el torrente que les llegaba arriba de la cintura y arrastraba palos, basura y muebles. Pronto, sus propiedades se vinieron abajo.
Alertados de la invasión, el pueblo que se decía listo para frenar ladrones de vacas y a la CFE, fue rebasado por el agua.
Acostumbrados a la solidaridad en esta region, don Hermilo fue uno de los que acudió en auxilio de sus vecinos. Su pequeña vivienda ubicada a la salida de la población, en la parte baja de la misma, se quedo sola. A la mañana siguiente, cuando regresó Hermilo, se topó con escombros, lodo y apenas una fotografía de su nieta a salvo.
“En 97, el huracán Paulina se llevó esta casita —señala un par de cuartos reconstruidos, pegados a lo que quedo de los suyos—, pero dejó debilitada mi casa. Ahora, Manuel se la llevó", relata.
El drama se repite en esta comunidad que ha dejado claro, a través del encargado de la Agencia Municipal, Flavio Cruz, que la ayuda del gobierno, si es que llega, no los hará cambiar de opinión en contra de la presa de la CFE. Temen que su actitud combativa contra el plan hidroeléctrico los deje fuera de la reconstrucción. Como sea, apenas han llegado unas despensas.
Ellos argumentan que sin presa ya se están ahogando, con el plan hidráulico, lo más seguro es que en un incidente o lluvia torrencial corren el riesgo de desaparecer bajo el agua. Y así como a ellos, casi 17 mil personas de otras comunidades vecinas y aliadas.
Eloy Cruz dice: “Estuvimos más de cinco días incomunicados y fue la propia comunidad que dio su tequio (trabajo comunitario) para reabrir el camino hasta la carretera, son unos 20 kilómetros en calidad de desastre. Los arroyos no dejan pasar los carros”.
El domingo 22 visitaron Paso de la Reina varios funcionarios estatales y federales de Desarrollo Social, Protección Civil y otros.
“Se enojaron con nosotros por lo que les reclamamos. Mi casa, vea usted, me dijeron que era daño parcial. Cómo cree, si todo esta desecho”, dice Rosa Elia a un lado de un montón de lodo, techos y muros destruidos, cama, refrigerador y muebles anegados a una semana de su tragedia.
“Tembló y arrasó. Vino el gobierno y levantó reporte. Vino el huracán Paulina y levantaron reporte. Nomas hacen reportes y reportes y la ayuda no llega. Que no vengan nada más a ilusionar a la gente, que no hagan nada más la pantomima”, reclama Eloy.
“Me preguntaron los funcionarios que aquí, dónde estaba la casa. Pos le dije, señor, que no mira que se la llevó el agua. Aquí están los cimientos, eso fue lo que quedó”, dice Hermilo.
Según el gobierno de Gabino Cué, hay más de ocho mil casas con algún grado de afectación. Seguro van a ser más, señalan.