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ACAPULCO, Gro.— Margarito Hernández Uriosti fue rescatado hace dos semanas tras el alud que casi sepultó La Pintada. Llorando por la pérdida de familiares y amigos, bajó del helicóptero desesperado por no haber recuperado los cuerpos de su padre, hermano y cuñada.

A dos semanas insiste: “Quisiera recuperar su cuerpo, hablarle por última vez a mi padre, despedirme de él, de mi hermano y mi cuñada. Le pido al Presidente que sean rescatados los cuerpos. Si se puede, pues dicen que van a hacer lo posible por rescatarlos; si no, que van a llegar a un acuerdo para ver si donde estaba La Pintada va a quedar como un camposanto y ahí van a hacer un monumento y se va a reubicar La Pintada ahí mismo”.

El joven de 18 años, quien al ser rescatado fue entrevistado por EL UNIVERSAL, en una segunda plática, declara al cumplirse ayer dos semanas de la tragedia, que geólogos y otros especialistas estudian en dónde pueden reubicar a las familias que se encuentran en albergues o se refugiaron con algún familiar.

Comenta que se ha hablado de tres sitios: “Donde se derrumbó la Loma Bonita, pero varios no quieren, porque dicen que ahí no caben tantas casas. Donde se puede reubicar es en unos potreros de don Antonio Adame, ahí se puede hacer la nueva Pintada porque hay agua. También en donde está un campo de futbol que está muy grande”.

Mira al futuro

Margarito calza sandalias y viste playera y bermudas que recién le obsequiaron en el albergue, donde, dice, pasa los días en un ambiente que se ha convertido en familiar.

Allí recuerda que cuando fue rescatado había pensado en no estudiar más para dedicarse a sacar adelante a su hermana de siete años de edad y a su madre,.

Ese día contó que su padre le alcanzó a decir: “Tú te vas a quedar como el hombre de la casa”, y el joven sostiene lo dicho entonces: “Voy a sacar adelante a mi mamá Florencia y a mi hermana Dayra sea como sea”, pero repara y confiesa que sí quiere seguir estudiando y al respecto habla de sus deseos: “Mi sueño es meterme a la Marina, que me echen la mano, seguir estudiando. Tener un empleo y estudiar medicina”, insistió el joven en el albergue a cargo de la Armada de México, donde aprovechó para pedir apoyo para sus aspiraciones.

“Pero no sé si se va a poder, porque hable con el capitán Pedro, pero me dijeron que no se puede, que porque hay vacante hasta dentro de cuatro años. Imagínese, ¿yo qué voy a hacer hasta dentro de cuatro años? Por eso quisiera que me resolvieran pronto, si no para buscar otros medios, otro trabajo. Yo sé algo de carpintería; en La Pintada teníamos una carpintería con mi papá, pero todo se perdió y ahora no se qué voy a hacer. En el CBTa 66 (Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuario número 66) me iba a recibir este año como técnico agropecuario. Aprendí algo de veterinaria, pero la escuela se inundó, no quedó nada”, dice.

Margarito comenta que hombres y mujeres de La Pintada se ponen de acuerdo para regresar en los próximos días y ver si rescatan algo de la cosecha de café, para trabajar algo y comercializarla a fin de tener algo de dinero.

“Necesito hacer algo para salir adelante, tengo que ver ahora a futuro. Extraño mucho a mi papá y a mi hermano y a veces me pongo a llorar, pero, como decía mi papa: la vida sigue y hay que luchar”, dice el afligido muchacho.