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"Nos cuidábamos del río y se nos vino el cerro"

Ariadna García/ Enviada| El Universal
Viernes 20 de septiembre de 2013

CERCANÍA. En Acapulco, el presidente Enrique Peña Nieto platicó con afectados por el huracán “Manuel”. En ese puerto se instaló el centro de operaciones de atención a la emergencia. (Foto: ESPECIAL )


ariadna.garcia@eluniversal.com.mx 

ACAPULCO, Gro.— En viernes 13 empezó su pesadilla. Fueron cuatro días continuos de lluvia cuya conclusión fue que La Pintada, ejido del municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero, quedara sepultado en el lodo.

“La lluvia empezó el viernes en la noche, todo el sábado, todo el domingo y el lunes. Día y noche lloviendo, se nos ablandó el cerro. Nosotros nos cuidábamos del río y se nos vino abajo el cerro”, relató Natalia Márquez.

La unidad deportiva de la colonia El Renacimiento, en Acapulco, alberga por el momento a los pobladores de La Pintada, ejido con poco más de 400 habitantes y que hasta el momento tiene en su haber unos 15 muertos y 68 desaparecidos.

Ayer, el presidente Enrique Peña Nieto visitó el albergue y se comprometió a reubicar la comunidad, ya que sus condiciones naturales no dan seguridad para la vivienda.

Pero la población de La Pintada lo que quiere es regresar a su pueblo para desenterrar del lodo a sus familiares y darles sepultura.

“Perdí a mi cuñado y a tres sobrinos. Queremos que nos echen la mano, que nos apoyen y nos den trabajo”, suplicó Natalia Márquez.

Los de La Pintada llegaron a Acapulco en helicópteros en los que fueron rescatados principalmente de cerros en los que se protegieron. Vivieron unas horas en el Centro de Convenciones de Acapulco, habilitado como albergue, pero ayer al mediodía los llevaron a El Renacimiento para ser visitados por el Presidente.

“Yo perdí a a mi mamá y a mis cuatro hijos, sólo quiero regresar para sacarlos”, dijo Amelia Saldeña.

En tanto, el Presidente dijo que se levanta un censo para apoyar a la población y que la ayuda llegará sin intermediarios, sin líderes sindicales ni sociales de por medio. En el albergue tabajan sicólogas y algunos payasos buscan entretener a los niños dándoles galletas.

“Sólo queremos que nos den trabajo para salir adelante, que nos den comida ahorita”, pidió don Epifanio Nava.

 



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