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“No nos rendiremos; llevaremos más ayuda”

Roberto Aguilar / Corresponsal| El Universal
Jueves 19 de septiembre de 2013
No nos rendiremos; llevaremos ms ayuda

TAMAULIPAS. La maestra Blanca intentó llevar víveres a damnificados . (Foto: ROBERTO AGUILAR EL UNIVERSAL )


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TAMAULIPAS.— Junto a la parte fracturada del puente, la maestra Blanca Olivia Sánchez parece una más de los curiosos que llegan a ver la crecida del río Corona.

Se observa nerviosa, pregunta y nadie le sabe informar con certeza. Ella y sus familiares buscan cruzar al otro lado del puente. “Juntamos víveres y los llevamos a 35 familias que están incomunicadas en el ejido La Presita, del municipio de Güémez”, expresa con desesperación.

Con ella está la maestra Zoila Martínez, entre otras personas, en el puente que se ubica en el kilómetro 25 de la carretera de Ciudad Victoria a Monterrey.

Es uno de los más afectados, pues ayer estuvo al límite de su capacidad y al afectarse su estructura se impidió la circulación vial. Los automovilistas que viajan hacia otras poblaciones del estado deben rodear hasta la cabecera municipal de Padilla. Dicen que algunos lograron a salir del ejido y durmieron en Ciudad Victoria, pero hoy hay 35 familias incomunicadas, y ya se acabaron los víveres.

“Decidimos ponernos a juntar ayuda y es lo que tratamos de llevarles, pero no sabemos cómo llegar, porque el ejido se ubica en medio de los ríos Corona y San Pedro”, relata la maestra.

Abren la parte trasera de su camioneta y muestran bolsas con ropa, cobertores, agua purificada y alimentos. “Pedimos que las autoridades brinden más información, porque aquí no hay nadie que nos diga cómo hacerles llegar esta ayuda a las familias que lo necesitan mucho”, dice Blanca Olivia.

Con impotencia de no saber cómo llevar los víveres a sus familiares, deciden entregar el apoyo en otro poblado, la comunidad Acatlán. “No nos vamos a rendir, regresaremos con más ayuda. Ojalá que las autoridades puedan utilizar helicópteros para llegar hasta los pueblos incomunicados”, confía Zoila.

Suben a la camioneta y a un kilómetro de distancia se enfrentan a otro obstáculo: tienen que atravesar el vado de un arroyo que también está rebasado por el agua. Con la misma voluntad deciden continuar y la camioneta verde se pierde entre la vegetación que rodea al camino.



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