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ANGOSTURA, Sin.— Parada en una esquina observa el paso del agua. Mientras se cubre con una mano la boca, su mirada se pierde por unos instantes al tratar de asimilar lo que ha pasado.

“Comenzó como a las cuatro de la mañana. Todo se perdió, nada se pudo salvar. Nos sacaron los de la policía municipal, nos dijeron que nos saliéramos. Ellos llegaron a rescatar a mi nieta y a mí”, narra Carmen Flores, una de las afectadas por el paso del huracán Manuel en el estado de Sinaloa.

La salida fue rápida, no le dio tiempo de nada; ni siquiera tuvo la oportunidad de vestir a su nieta Emili y ponerse algo para protegerse de la lluvia. Ahora, al comenzar la lluvia de nuevo, el agua recorre su cuerpo casi desnudo, pues sólo se puso un short y una blusa, mientras su nieta descalza la abraza tratando de confortarla. “Estábamos arriba de una mesa porque no podíamos salir; la mesa era como un salvavidas. Todas las casas de la orilla del dren se inundaron, algunas fueron tapadas por el agua por completo. Lo perdí todo. Se nos viene lo peor”, comenta la habitante de la colonia Palmitas, municipio de Angostura, uno de los más afectados por el paso del huracán.

Ella tuvo que salir de su casa al desbordarse un dren que corre por la colonia. “Todo se perdió”, menciona mientras busca alojamiento y comida para ella y su nieta Emili. “No hemos comido, en la mañana nos dieron un huevo para las dos, pero eso es todo lo que hemos comido”, cuenta.

Rosario es otro de los habitantes de la colonia Palmitas afectados por el huracán. “Nos agarró el agua por sorpresa. Nos dimos cuenta como a las cuatro de la mañana, porque ya estábamos con el agua adentro. No pudimos salvar nada porque el agua ya nos estaba llegando a la cama. Todo fue rápido. Tuvimos que salir a protegernos, porque ya estaba todo lleno, no salvamos nada”, explica Rosario, padre de familia, quien perdió todas sus pertenencias.

Ahora, con los pies enlodados, trata de salvar algo, pero mientras más busca se da cuenta que ni sus papeles e identificaciones se salvaron.