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Exigen se investigue desaparición

Laura Castellanos / enviada| El Universal
00:10HOUSTON, Texas | Lunes 16 de septiembre de 2013
No hay rastro de 2 mexicanoestadounidenses y 3 mexicanos, con residencia legal en EU, después de que cruzaron la frontera en 2010

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VIAJE SIN RETORNO

A las siete de la mañana del 27 de noviembre de 2010, Luis Hernández abrió la puerta de su casa en San Marcos, Texas, a tres horas y media de la frontera mexicana en auto, ignorando que al cruzar ésta ya no regresaría.

El mexicanoestadounidense de 36 años salió sin saber que no volvería a ver a su madre, su esposa, sus dos muchachos y su hija adolescente, María.

El supervisor de una empresa constructora abordó la camioneta suburban color verde modelo 2003 para viajar con cuatro hombres más hacia Nuevo Laredo, Texas.

Iba contento, recogería los papeles de una "troca" mexicana que estaba legalizando para usarla en Texas.

Entre todos, además, harían una visita relámpago a Nuevo Laredo, Tamaulipas, para hacer compras varias, entre ellas, ir por las Coca Colas mexicanas a las que les hallaban más sabor.

Hernández, sus cuñados Nicolás Muñoz Ávalos, de 32 años, y Carlos González Ortega, de 44 años, ambos mexicanos con residencia legal, salieron juntos en la misma camioneta.

Enfilaron al sur por la carretera interestatal 35 hacia Austin, a media hora de camino, y recogieron a dos parientes que volaron desde Chicago para sumárseles al viaje: su sobrino mexicanoestadounidense Giovani Gómez (14 años) y el tío de éste, el mexicano Ricardo Gómez Salazar (42 años), también con residencia legal.

Seis horas después, a las 12:45pm, Hernández le llamó a su esposa Belén Hernández: "Ya recogimos los papeles, estamos por cruzar el puente".

Todos se internaron en Tamaulipas y ya no se supo de ellos. No llamaban. No respondían mensajes. No contestaban el teléfono.

El pasar de las horas angustió a la familia Hernández. A las 20:30 horas del día siguiente, domingo, María estaba en casa de su tía Quirina cuando sonó el teléfono desde el número telefónico (844) 4 32 00 21, lada de Coahuila.

La joven contestó y escuchó la voz de su padre:

"¡Quirina! ¡Quirina!" le oyó decir y alguien cortó la comunicación. Llamaron entonces al teléfono registrado y un hombre contestó y les colgó. No supieron nada más.

"Por ir a comprar cocas"

El 27 de noviembre de 2010 a Belén Hernández le arrancaron cinco familiares de su vida: su esposo, su hermano, su concuño, su sobrino, y el cuñado de su hermana.

Es conserje en una escuela, migró de Guanajuato a Estados Unidos hace 22 años y obtuvo la residencia legal al casarse con el mexicanoestadounidense nacido en Brownsville, Texas.

Ella y Carmen Ortega, hermana de Hernández y esposa de Carlos Ortega González, recurrieron a todas las instancias a su mano para que se investigara lo ocurrido. Sin embargo, se adentraron en un laberinto burocrático binacional en el que nadie les dio respuestas.

El consulado mexicano le dijo a Belén que no podían apoyarla porque su marido era mexicanoestadounidense.

El dueño de la empresa en donde trabajaba Hernández, por su parte, consiguió la intervención del Federal Bureau of Investigation (FBI) pero tampoco hubo logros.

"El FBI fue muy claro, dijeron que no podían hacer nada porque el hecho no fue en Estados Unidos", dice Belén.

Carmen Ortega precisa que el FBI igualmente les dijo "que el gobierno de México no estaba cooperando".

También acudieron a la representación mexicana de la Procuraduría General de la República (PGR) en San Antonio, Texas.

El hombre que les tomó la denuncia por escrito, del que no guardan el nombre, les espetó: "¿Ya ven lo que les pasa por ir a México por cocas?".

Tras el descubrimiento de las narcofosas en Matamoros, Tamaulipas, en las que se encontraron 145 cadáveres en abril de 2011, las dos mujeres, junto con la madre y la hermana de Belén Hernández, viajaron a esa ciudad a que les tomaran muestras de ADN y ver si había rastro de los suyos. Nada.

"Perdimos todo"

San Marcos es un poblado de 50 mil habitantes, con 37% de población latina. La guanajuatense y su familia residen en una zona popular de viviendas prefabricadas con lámina, poco más grandes que una casa rodante.

Reprime el llanto: "De hecho perdí todo, perdí mi casa, perdimos todo".

Tras la desaparición de su marido sobrevino el derrumbe familiar, pues "mi hija María se quiso quitar la vida, mi hijo también se cortó las venas".

En medio del dolor, la mujer debió enfrentar a su vez el desplome económico. Le fue imposible seguir pagando la hipoteca de la casa con su sueldo de conserje, por lo que la perdió y ahora debe pagar renta.

"A partir de entonces tengo que tener dos trabajos. Salgo a las 6:30 de la mañana y no regreso hasta las 11:30 de la noche, prácticamente mis hijos se están quedando solos", explica.

La familia de Carmen Ortega, conformada por cuatro hijos, entre ellos un niño de 9 años, también perdió su casa.

¿Donde están?

Belén Hernández y Carmen Ortega se sumaron a la Caravana por la Paz que encabezó el poeta Javier Sicilia en Texas en julio de 2012.

Dice la esposa de Hernández: "Pensaba que era la única que estaba sufriendo, pero ahí miré que hay muchas madres destrozadas".

La guanajuatense puso la denuncia de la desaparición de sus cinco familiares a través del sistema de "Denuncia desde el extranjero" de la PGR y se le asignó la clave AUTO/yUeuLP93vx para su seguimiento.

Sin embargo, con el cambio de administración federal el portal fue modificado y ya no hay forma de que se haga la consulta vía internet con esa clave: "Hablamos y ellos dicen que no tienen ninguna denuncia".

EL UNIVERSAL solicitó a la PGR información del caso y no hubo respuesta de la dependencia.

Carmen Ortega recrimina al gobierno de Estados Unidos no investigar la desaparición de dos de sus ciudadanos por ser de ascendencia mexicana y de condición humilde.

De igual manera demanda al gobierno mexicano: "Ojalá que este Presidente haga algo, que no sea como el que se fue, porque yo soy mexicana y México me quitó a los seres que más quiero".



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