ROMA (Reuters).— Francia e Italia exigieron ayer una reforma del Tratado de Schengen sobre la libre circulación de las personas por toda Europa, especialmente para frenar el actual flujo de inmigrantes ilegales llegados del norte de África.

Silvio Berlusconi y Nicolas Sarkozy expresaron su demanda en una carta conjunta a los presidentes de la Comisión y del Consejo europeos, José Manuel Barroso y Herman Van Rompuy, en el marco de la 29 cumbre franco-italiana celebrada en Roma.

Los jefes de los gobiernos italiano y francés propusieron “examinar la posibilidad de restablecer temporalmente el control de las fronteras interiores en caso de dificultades excepcionales en la gestión de las fronteras comunes, según condiciones a definir”.

El flujo a Italia de 25 mil inmigrantes y refugiados procedentes del norte de África a raíz de las crisis de Túnez y Libia ha provocado tensiones entre Roma y París durante las últimas semanas.

El gobierno italiano, que ha entregado a los inmigrantes permisos de residencia temporal que les permiten entrar en el resto del espacio Schengen, ha acusado a sus socios europeos de falta de solidaridad. París, por su parte, dijo que se negaba a “sufrir” esta afluencia.

“Queremos que Schengen viva, pero para que Schengen viva debe ser reformado”, declaró el presidente francés a periodistas.

En su carta, los dos dirigentes quieren que la reunión del Consejo Europeo de junio dé un “impulso político” a los trabajos en curso dentro de la Unión Europea sobre la cuestión del control de la inmigración para que consiga llegar a decisiones concretas. “En los últimos meses las presiones en las fronteras comunes han tenido implicaciones para todos los Estados miembros de la Unión Europea”, dijeron.

Ambos líderes también consideraron que “la situación de la inmigración en el Mediterráneo podría convertirse rápidamente en una crisis que afectaría la confianza que nuestros ciudadanos puedan tener en la libre circulación dentro del espacio Schengen”.