TRÍPOLI (Agencias).— Un desafiante Muammar Gaddafi afirmó el martes estar listo para morir como “un mártir” en Libia, y prometió aplastar una revuelta que rebeldes vieron como una liberación de las regiones del este tras 41 años bajo su control y que derivó en mortales disturbios en la capital.

Gaddafi, ataviado con una túnica marrón, se mostró furioso y golpeó el atril ante el que hablaba en el exterior de una de sus residencias, dañada en 1986 en un bombardeo en el que Estados Unidos intentó asesinarlo.

“No voy a dejar esta tierra, moriré aquí como un mártir”, dijo Gaddafi en el canal estatal, negándose a ceder a las demandas de sus propios diplomáticos, soldados y manifestantes, que clamaron en las calles que se marche. El líder libio dijo que combatirá a “las ratas que crean los disturbios” hasta la “última gota” de su sangre, casa por casa.

Masivas protestas en las vecinas Túnez y Egipto derrocaron a sus veteranos líderes, pero Gaddafi dijo que no se irá por la rebelión que barre su vasta nación petrolera de siete millones de habitantes, que se extiende del Mediterráneo al Sahara.

Al amanecer del martes se había reportado que cadáveres seguían en las calles, tras los enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad. Nuevos choques estallaron en el centro de Trípoli al término del discurso de Gaddafi, según la televisora qatarí Al-Jazzera. Testigos relataron que milicianos del régimen disparaban contra cualquiera que saliera a la calle.

El ministro de Interior libio y general del Ejército, Abdul Fatah Yunis, anunció su dimisión e instó a las fuerzas armadas a unirse al pueblo en su lucha por sus legítimas demandas. Soldados en la ciudad oriental de Tobruk quitaron su respaldo a Gaddafi.

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas condenó el martes los actos de represión emprendidos por el líder libio contra los manifestantes que piden su renuncia y exigió un alto inmediato a la violencia. Un comunicado de prensa acordado por los 15 miembros del Consejo expresó una “grave preocupación” por la situación que se observa en Libia e instó a dar pasos para atender las demandas legítimas del pueblo libio.

El embajador adjunto de Libia ante la ONU, Ibrahim Dabbashi, que criticó duramente a Gaddafi y lo acusó de “genocida”, dijo que “colaboradores” del líder libio empezaron a atacar ciudades del oeste del país.

Por lo menos ocho embajadores libios y otros diplomáticos de alto nivel renunciaron en las últimas horas descontentos con la represión ordenada por Gaddafi, informó Al-Jazzera.

El responsable de relaciones generales del Ministerio de Interior libio, Naji Abu Hrus, dijo que los muertos por los disturbios en Libia son 300, de los que 189 son civiles y 111, miembros de las fuerzas de seguridad, militares o policías. Dos asesores especiales de la ONU, Francis Deng y Edward Luck, advirtieron al gobierno libio que la sangrienta represión puede constituir un crimen contra la humanidad.

La agencia de refugiados de la ONU (ACNUR) se está preparando para un posible “éxodo significativo” desde Libia e instó a los países vecinos en Europa y el norte de África que no rechacen a quienes huyen de las revueltas.

La Casa Blanca dijo que la comunidad internacional debe unir su voz ante la “atroz violencia” en Libia y la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, dijo que su país tomará “medidas apropiadas” en su momento.

La Liga Árabe decidió suspender la participación de Libia, que ostenta la presidencia rotatoria de la organización, en todas sus reuniones.

Perú suspendió el martes sus relaciones diplomáticas con Libia, hasta que acabe la violencia en ese país, mientras que el ex presidente cubano Fidel Castro y el presidente nicaragüense Daniel Ortega expresaban mensajes solidarios hacia Gaddafi.