QUITO (Agencias).— El gobierno ecuatoriano nombró ayer un nuevo comandante de la policía tras la sublevación de agentes que mantuvo la víspera retenido al presidente Rafael Correa contra su voluntad y afirmó que investigará para saber quiénes fueron los autores intelectuales de la insubordinación.

El ministro del Interior, Gustavo Jalkh, anunció además que el general Patricio Franco fue designado como nuevo comandante de la policía. Franco exhortó “al pueblo ecuatoriano a que confíe en sus policías, la nueva oficialidad estamos dispuestos al cambio, realizaremos el cambio en beneficio del país y hago un llamado a mis compañeros policías ... a realizar su trabajo con ahínco y perseverancia”.

Correa fue agredido y retenido contra su voluntad el jueves por cientos de policías que protestaban por la supuesta eliminación de beneficios económicos ordenada por el gobierno. El mandatario tuvo que ser rescatado mediante una operación de las fuerzas armadas. Ayer se reveló que en el rescate participó, como subteniente del Ejército, Karina Gutiérrez, la hija de Lucio Gutiérrez, a quien el gobierno acusa de estar tras el complot.

La administración confirmó que ocho personas murieron en la sublevación policial del jueves, que terminó en un enfrentamiento entre la fuerza con militares que liberaron al presidente del hospital donde estaba retenido. El Ministerio de Salud informó en un comunicado de la muerte de dos policías y seis civiles durante la jornada de protestas de policías para defender el pago de bonos y condecoraciones. Los dos uniformados y un civil murieron en Quito durante el enfrentamiento. En tanto, cinco civiles perecieron en Guayaquil por la violencia en actos delictivos registrados a lo largo de la jornada.

La entidad también dijo que unas 274 personas resultaron heridas, de las cuales unas 25 se encuentran en estado crítico.

La sublevación fracasada, descrita por Correa como un intento de golpe de Estado, provocó la renuncia del comandante de la policía, general Freddy Martínez.

El ministro de Justicia, José Serrano, dijo en declaraciones publicadas el viernes por el diario oficial El Ciudadano que se investigarán los hechos del jueves “para determinar a los autores materiales e intelectuales de estos acontecimientos, y ellos deberán ser castigados, no sólo administrativamente, sino también de forma penal, si es el caso”. La declaración coincidió con la advertencia de Correa, quien minutos después de ser rescatado a balazos dijo que “no habrá perdón ni olvido para los sublevados”.

El canciller de Ecuador, Ricardo Patiño, afirmó que todavía no pueden “estar totalmente tranquilos” y que “las raíces de la sublevación del orden democrático todavía están ahí”. El ministro aseguró que los policías fueron “engañados y manipulado”, según pudo constatar Correa en diferentes reuniones y diálogos que mantuvo con agentes sublevados. Subrayó que “las raíces de la sublevación del orden democrático” están fuera del cuerpo policial.

Los cancilleres de los países de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) se reunieron ayer en Quito como “una muestra de apoyo” al presidente Correa y de la unidad de los países de la región frente a intentos de golpes de Estado. Correa les dijo que los sublevados querían provocar una “guerra civil”.

El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, también viajó a Quito y respaldó al gobierno ecuatoriano.

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, afirmó que los pueblos de América Latina le dieron una “nueva lección al fascismo” con el rescate de Correa. Chávez viajó el jueves a Buenos Aires a la reunión de emergencia de Unasur. Allí coincidió con el presidente boliviano Evo Morales en denunciar que Estados Unidos estuvo detrás de la intentona golpista.