MOSCÚ.? Dos oficiales rusos, que habían desaparecido en Chechenia el pasado 26 de julio, fueron decapitados y, en un macabro gesto de intimidación por parte de los rebeldes islámicos, sus cabezas fueron dejadas ayer junto al cuartel de una de las unidades militares federales, en la región de Vedenó.

Vladimir Barankin y Valeri Zajarchenko, ambos con rango de teniente-coronel del Ejército ruso, fueron secuestrados por un comando guerrillero, cuando se dirigían, sin escolta, a la boda de un checheno, amigo suyo. Durante estos días, la desaparición de los oficiales rusos fue negada por el alto mando del Ejército federal y por los distintos voceros del Kremlin, a pesar de que la comandancia islámica, a través de su agencia informativa en Internet, Kavkaz Centr, confirmó que los tenía prisioneros.

Los independentistas chechenos ofrecieron la libertad de los oficiales, a cambio de la entrega del coronel Budanov, detenido por los propios rusos y pendiente de juicio bajo la acusación de haber violado y asesinado a una muchacha chechena.

El presidente de Chechenia, Aslan Masjadov, se deslindó del secuestro y asesinato de los prisioneros rusos, que fuentes del servicio federal de seguridad de Rusia atribuyen al grupo extremista de Shamil Basaiev, amo y señor de la región de Vedenó, donde sucedieron los hechos.