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Colombia canta rancheras

CAMILO HERNÁNDEZ • AP| El Universal
Jueves 19 de febrero de 2009
El tradicional mariachi mexicano se ha logrado arraigar en el país sudamericano, donde existen más de 3 mil 500 grupos dedicados a este género

 

BOGOTÁ.— Cuando llegó aquí hace 50 años detrás de una mujer, el mariachi mexicano Alfonso Regla no se imaginó que la música que tanto le gustaba a su amada terminaría conquistando Colombia.

Medio siglo después de que se constituyó el primer grupo de música mariachi en la capital colombiana, actualmente hay en el país alrededor de 3 mil 500 conjuntos y más de 20 mil músicos que interpretan este género.

Después de México, Colombia es uno de los países donde mejor se ha posicionado el mariachi.

Según Ricardo Torres, director de Mariachi Clásico Contemporáneo, uno de los más importantes grupos del país, “la música mariachi gusta tanto, primero, por sus letras, que son profundas pero sencillas y sirven para cantarle al amor, a la vida o a la muerte... (y) también por el vestuario, que da una distinción del tipo de grupo musical”.

Otro factor que explica el auge de este tipo de música en el país es la tendencia de los conjuntos a fusionar el folclor ranchero con ritmos comerciales como el pop, el merengue y la salsa, pero sobre todo con aires colombianos que incluyen la cumbia y el vallenato, añadió.

“Es interesante que la gente indague, que busque colores para encontrar su propia identidad y su propio sello... (de lo contrario) se tiene un protagonismo muy pasajero”, afirma Jeannette Riveros, asesora de música popular urbana de la Orquesta Filarmónica de Bogotá.

El inicio del mariachi en Colombia está ligado a una historia de amor, cuyo protagonista es el maestro Regla, un mexicano nacido en el pueblo de Ameca, Jalisco, que dejó su país luego de casarse a los 21 años con una joven bogotana.

“Yo estaba en un teatro de México cuando vi una rubia alta, con su pelo bien hermoso, y al rato nos flechamos. Duramos 20 días de amores y nos casamos a principios de 1958. Después, ella se vino para Bogotá porque su papá estaba muy enfermo y yo me vine detrás. Llegué un 17 de abril de 1958”, comenta.

“El gusanillo de formar un mariachi —en los primeros meses de 1959— empezó porque mi mujer me lo recomendó. Arrancamos seis personas en un restaurante: yo tocaba guitarrón, tenía tres violinistas, una trompeta y un guitarrista, porque aquí no se conocía la vihuela”, recordó el mexicano.

Regla, que hace 11 años despidió en un cementerio a su esposa con la mejor de las serenatas, es todavía un músico activo que trabaja al lado de unos 80 conjuntos rancheros agolpados diariamente en una zona llamada La Playa, que abarca tres calles al norte de Bogotá.

En vista de la importancia del fenómeno mariachi y con el ánimo de colaborar en la profesionalización de los músicos, la alcaldía de Bogotá y el Instituto de Cultura y Turismo organizan desde 2002 el festival Ranchera al Parque, que reúne a sus mejores exponentes.

Sin embargo, la desarticulación del sector, con la existencia de varios gremios y la natural competencia entre grupos, ha mermado los encuentros, con menor número de bandas.

 

 



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