GUATEMALA (EFE).- El presidente de Guatemala, Óscar Berger, ofreció ayer utilizar a la Guardia Presidencial (GP) para que se sume a un plan de seguridad que proteja al transporte urbano de pasajeros en la capital, víctima de los pandilleros.

El mandatario aseguró que está dispuesto a ordenar a unos 600 agentes de la GP que salgan a la calle para proteger a los transportistas y a los usuarios y combatan la delincuencia.

Berger justifica que son pocos los agentes que se han destinado al plan de seguridad que puso en marcha el Ministerio del Interior, debido a los asesinatos y asaltos que sufre el transporte urbano de pasajeros en el área metropolitana.

La ministra del Interior, Adela Torrebiarte, anunció que mil 200 policías y 300 soldados integran la nueva unidad "Núcleo de Seguridad para Autobuses" para proteger a los más de tres mil unidades de transporte que circulan en la capital. Según el director adjunto de la Policía Nacional Civil, Henry López, no existe capacidad para designar a un agente por cada unidad.

El plan impulsado por las autoridades consiste en que los agentes lleguen a los lugares de más incidencia de asaltos y extorsiones para controlar este flagelo que tiene en vilo a los transportistas y usuarios.

En los últimos cinco días varias zonas populosas del norte y sur de la ciudad quedaron sin transporte debido a que los choferes decidieron no trabajar, en protesta por la falta de seguridad y las constantes extorsiones de los pandilleros. Según los empresarios del transporte, en lo que va de este año han sido asesinados unos 20 chóferes. Dicen que cada día son asaltados autobuses y que pandilleros les exigen el pago de unos 13 dólares diarios por unidad para que pueda circular por sus zonas.

El fiscal del Ministerio Público (MP), Álvaro Matus, declaró a periodistas que esa institución desconoce las áreas de mayor peligro debido a que los empresarios no hacen las denuncias en contra de

los pandilleros para que la policía prevenga los hechos. En Guatemala, según las autoridades, existen más de 60 mil jóvenes organizados en pandillas, sobre todo en la Mara Salvatrucha (MS) y la Mara 18 (M-18).