MOSCÚ (DPA).- El hombre de barba en pico ata a la niña un pañuelo rojo y estira el puño en un saludo. Otro señor con un tupido bigote y una estrella soviética en el pecho fuma su pipa mientras coloca el brazo izquierdo sobre los hombros de la pequeña. Un tercer hombre se acerca a la escena. Su marca distintiva es una tupida barba gris. La madre de la niña les saca una foto y les paga a los tres 100 rublos (unos tres dólares).

Lenin, Stalin y Marx vuelven a sentarse en sus sillas plegables y esperan a nuevos clientes.

Actualmente, numerosos dobles de personalidades históricas y políticas posan en la Plaza Roja de Moscú y ofrecen a los turistas sacarse fotos con ellos. Es un buen negocio, según explicó el doble de Lenin, Alexander Yemelyanov. "En los días buenos gano hasta 3 mil rublos" (unos 90 dólares), afirma.

Durante cuatro años, Yemelyanov ayudó en la construcción de estadios para los Juegos Olímpicos en Atenas. En 2005 volvió a Rusia como líder revolucionario bolchevique. "Ya en Atenas, mis colegas me decían que me parecía a Lenin", cuenta. Tiene buena recepción entre los turistas. "En el Mausoleo de Lenin hubiéramos tenido que esperar una hora, por eso prefiero una foto con una copia viviente", dice una turista de España.

En la Plaza Roja, Yemelyanov conoció a los dobles de Stalin, Sakir Ismail Oglum y al de Karl Marx, Senik Tshaturyan. "Ahora en verano los negocios van muy bien, especialmente los rusos me siguen queriendo", opina Ismail Oglu, que se asemeja a Stalin en sus últimos días.

Según una encuesta del instituto de sondeos de opinión WZIOM, Stalin vive una suerte de renacimiento, ubicándose en el tercer puesto de popularidad entre los rusos, después de el zar Pedro el Grande y Lenin. El trío trabaja unido desde hace algunos meses. "Juntamos dinero para la revolución", dicen, en broma.

En especial, Yemelyanov domina los gestos de Lenin casi a la perfección. Marcha continuamente de un lado para otro, gesticula con el índice derecho y blande una edición del Pravda, el diario oficial del Partido Comunista durante la Unión Soviética. ¿Cuánto tiempo le lleva preparar su personaje?, se le pregunta. "Soy Lenin desde el momento en que me despierto por la mañana", asegura.

A 100 metros de los tres se apostaron en tanto un falso Gorbachov y otro doble de Lenin. No son considerados competencia. "Ese Lenin está redondo como una pelota y toma mientras trabaja", dice Yemelyanov.

Más respeto inspira el doble del presidente ruso Vladimir Putin, que presta servicio al mediodía. Como verdaderos políticos, Stalin, Lenin, Marx y Putin se saludan.

Este último abre su silla plegable y coloca delante dos banderas rusas en botellas de cerveza. Es el reemplazo para los turistas europeos que comprueban decepcionados durante su visita al Kremlin que no pudieron verle la cara al verdadero Putin.