TUCSON, Arizona (Reuters).- Tantos inmigrantes ilegales han muerto en el sofocante calor del desierto, en la frontera entre México y Estados Unidos, que una morgue en Arizona tuvo que comprar la caja de refrigeración de un semirremolque para colocar los cuerpos.

A medida que las temperaturas comienzan a superar los 40 grados centígrados, Bruce Parks, jefe médico forense, teme que un endurecimiento de la seguridad fronteriza podría significar un mayor número de muertos este año.

El Senado estadounidense respaldó el lunes planes del presidente, George W. Bush, de enviar hasta 6 mil efectivos de la Guardia Nacional a la frontera, lo que hace creer a los inmigrantes ilegales que se verán forzados a tomar rutas más peligrosas para tratar de ingresar a Estados Unidos.

Cada año miles de mexicanos y centroamericanos intentan entrar ilegalmente al país del norte para huir de la pobreza. Los emigrados ya establecidos envían remesas millonarias a sus países de origen que, en algunos casos como el de El Salvador, se han convertido en la primera fuente de divisas.

Redada en California

Las autoridades de inmigración detuvieron a 29 trabajadores de una fábrica de muros de yeso el martes en una operación relacionada con patrones que hacen negocios con bases militares.

Los 28 mexicanos y un hondureño detenidos laboraban para la empresa Standard Drywall Inc., la cual es contratada por el Campo Pendleton, pero no había indicios de que los 29 empleados trabajaran en esa base de la Marina en el norte de San Diego, California, según el Departamento de Seguridad Interna.