La fuerza del Opus Dei
Roma. Cuando el papa Juan Pablo II llegó a la sede del Opus Dei, hace 11 años, hasta los miembros del ultraconversador movimiento laico religioso, acostumbrados a ser vistos con buenos ojos por el Vaticano, consideraron la visita como un momento especial en su cada vez más importante papel dentro de la Iglesia católico-romana. El Pontífice acudió a dar el último adiós al obispo Álvaro del Portillo, prelado del Opus Dei, que murió ese día. Ahora que su benefactor papal falleció, la influencia que tendrá el Opus Dei bajo el liderazgo de Benedicto XVI y su papel en la designación del flamante Pontífice se han convertido en temas de debate. El Opus Dei ("Obra de Dios") fue fundado en España en 1928, con base en la idea de que los católicos pueden vivir una vida de santidad sin necesidad de ser sacerdotes o religiosas. Actualmente, cuenta con 85 mil miembros en el mundo. Sin embargo, críticos de la organización la definen como elitista y en la novela El Código Da Vinci , de Dan Brown, se le describe como una sociedad secreta malévola. Oficialmente, el Opus Dei se distanció del debate en torno del sucesor de Karol Wojtyla y aseguró que sería leal a quien eligieran los cardenales. "Amamos ya con toda el alma al sucesor de Juan Pablo II, quien quiera que éste sea", escribió el obispo Javier Echevarría, prelado del Opus Dei, antes de que se diera a conocer el nombre del nuevo Papa. Ayer mismo, tras anunciarse que el alemán Joseph Ratzinger es el nuevo jefe de la Iglesia católica, Echevarría dijo: "En mi nombre, y seguro de expresar los sentimientos de la gente que compone la Prelatura del Opus Dei, aseguro a Benedicto XVI la plena adhesión a su persona y enseñanzas". Algunos hicieron notar que dos de los 115 cardenales electores: el español Julián Herranz y el peruano Juan Luis Cipriani Thorne, son miembros del Opus Dei, lo que les dio la oportunidad de trabajar dentro del cónclave. "Han podido cabildear desde dentro", dijo un fuincionario de una organización cuyos lazos con el Vaticano son estrechos. "El Opus Dei tiene conexiones internas, conocen a muchos cardenales". A últimas fechas, diarios italianos indicaron que los dos cardenales del Opus Dei estaban apoyando la candidatura de Ratzinger, el guardián de la doctrina católica. El Opus Dei floreció durante el pontificado de Juan Pablo II que, en 1982, convirtió a la organización en una prelatura personal de la Iglesia, que debía rendir cuentas no a los obispos locales de las diócesis donde operaba, sino al Papa. Además, en 2002 canonizó al fundador del Opus Dei, el sacerdote español Josemaría Escrivá de Balaguer, apenas 27 años después de su muerte. El sacerdote jesuita James Martin indicó que la influencia del Opus Dei en la elección papal es innegable. "Rendir cuentas exclusivamente ante el Pontífice es un arma de doble filo. Si el Papa te es favorable, resulta grandioso, pero si no, puede representar un problema". Herranz, en cambio, señaló que el Opus Dei se ha convertido en víctima de la cristianofobia. Sin, embargo, añadió que "son más lo que quieren a esta organización que los que no".