Una búsqueda por cielo, mar y tierra
Phuket,Tailandia. Los padres de Jacobo Hassan lo han buscado por cielo, mar y tierra. Lo han hecho entre montones de cadáveres que siguen sin reconocer y que han entrado en un franco proceso de descomposición. Lo han hecho entre las listas de heridos en los hospitales de esta isla paradisíaca, donde los reclamos con su rostro y su nombre han sido distribuidos en puntos estratégicos. Pero la búsqueda de Jacobo ha sido inútil y la esperanza de encontrarlo con vida parece cada vez más remota. A casi una semana del maremoto que arrancó a Jacobo Hassan de las paradisíacas playas de la isla de Phi Phi, sus padres y sus suegros han llegado hasta esta localidad del sureste tailandés para compartir su amargo peregrinar con Karen Michen, la esposa de Jacobo. Hace menos de una semana, Karen y Jacobo disfrutaban de su luna de miel. Hoy todo se ha transformado en una pesadilla. Una pesadilla compartida por otras familias de mexicanos que siguen sin tener noticia de sus seres queridos o sus amigos. Como el caso de Dinah Lorena Trumm, de 26 años de edad y de nacionalidad mexicana y alemana, que sigue sin dar señales de vida tras el cataclismo del pasado domingo. Hace poco más de dos semanas Dinah había llegado en compañía de su novio y se encontraba en algunas de las playas afectadas. Hoy, su madre, que reside en Frankfurt, sigue sin tener noticias de ella y sopesa la posibilidad de trasladarse a Tailandia. Al igual que cientos de desaparecidos, la foto de Dinah y su filiación siguen distribuidos en distintos puntos de control policial y hospitalario de Phuket, Phi Phi y Bangkok, con la esperanza de encontrarla con vida. Pero, hasta el momento, no ha habido suerte. Un tercer mexicano, Gerardo Arriaga, se suma a la lista de los desaparecidos. Su caso es quizá el más intrincado, ya que su desaparición fue denunciada hace varios días por un amigo a través de internet. Según la versión de este amigo, residente en un país del sureste asiático, Gerardo Arriaga trabajaba como buzo en uno de los centros turísticos de Phuket donde la práctica del submarinismo es una de las principales atracciones. Sin embargo, ni las autoridades de la embajada de México, ni las autoridades de Tailandia cuentan con una foto de Gerardo Arriaga que permita agilizar el proceso de búsqueda y reconocimiento: "Es el único caso del que no tenemos aún una foto. Pero seguimos tras su pista para tratar de aclarar que ha pasado con él", aseguró el embajador de México en Tailandia, Javier Ramón Brito, quien ha sido el enlace con todas y cada una de las familias que han declarado como desaparecidos a sus seres queridos. Como en el caso de los padres de Jacobo Hassan y Karen Michen que han decidido viajar desde México para tratar de consolar y apoyar a Karen e involucrarse en las labores de rescate y reconocimiento con la esperanza de encontrar a su hijo. A primera hora de ayer, los padres de Jacobo se trasladaron de nueva cuenta a la isla de Phi Phi. El objetivo fue el de rastrear hospitales y mortuarios para comprobar si acaso su hijo se encontraba entre los restos de los cuerpos que han entrado en un franco proceso de descomposición. La falta de suficiente material de conservación y embalsamamiento y de personal forense especializado han acelerado el proceso de descomposición de los más de 280 cuerpos que aún permanecen sin identificar. La falta de condiciones para conservar a los cientos cadáveres que se acumulan en los tanatorios han complicado así las labores de reconocimiento. Pero, además, han desatado las versiones de entierros masivos en fosas comunes para acentuar la zozobra y el desconcierto. El pasado miércoles, la noticia disparó la señal de alarma entre los familiares de las víctimas y desaparecidos que aún tienen esperanzas de localizarles. El Ministerio de Exteriores tailandés se ha visto obligado a desmentir estas versiones y aseguró que, en el caso de todas las víctimas extranjeras, sus cuerpos tratarán de ser conservados hasta que se consiga una identificación plena a través de las huellas dactilares o mediante un examen de ADN. "Sólo en el caso de las víctimas que pasen demasiado tiempo sin identificar, se les meterá en un ataúd y se les enterrará. Sus restos podrán ser repatriados en cuanto sean reclamados por algún familiar", aseguró Surakiart Sathirathai, ministro de Exteriores de Tailandia, para tratar de tranquilizar a los miles de familiares que aún siguen con la esperanza de encontrar con vida a sus seres queridos. La medida afecta a los tres mexicanos que aún siguen sin dar señales de vida mientras sus familiares siguen día a día la evolución de unas labores de rescate y reconocimiento que intentarán esclarecer la suerte que han corrido este grupo de mexicanos, cuyo rastro se pierde entre las paradisíacas islas del sureste tailandés.





