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Cines de bajo costo benefician a todo público

Zacarías Ramírez| El Universal
Martes 24 de julio de 2012
Salas de precios accesibles son buena opción de negocio en el país

cartera@eluniversal.com.mx

Rosalba Alejo, originaria de Angangueo, Michoacán, nunca había ido al cine; su esposo Felipe le platicaba a ella y a sus hijos sobre la maravillosa experiencia de ver películas en una pantalla de grandes dimensiones.

Rosalba y sus hijos nunca se imaginaron que algún día todo lo que les contó Felipe se iba a hacer realidad gracias a una empresa dedicada a proyectar películas de forma gratuita en ciudades y municipios urbanos, suburbanos y hasta rurales de la República Mexicana.

Finalmente llegó el día en que la caravana cinematográfica arribó a una pequeña localidad colindante a Michoacán pero del lado del Estado de México; la gente del pueblo, incluidos Felipe, Rosalba y su familia que estaban de vista, se sorprendieron al enterarse de que el cine sería gratuito, al final la comunidad agradeció tal oportunidad regalando gallinas a la gente de la empresa.

Las empresas

La última semana de junio fue clave para Cinepop, un negocio de proyección de películas itinerante que llega a estos poblados y zonas urbanas que carecen de cines. Ariel Zylbersztein, egresado de la carrera de comunicación de la Universidad Anáhuac y creador del proyecto, estuvo en Inglaterra para explicar su negocio a un panel de expertos de Endeavor, firma que asesora a emprendedores sobre cómo elevar el perfil de sus proyectos.

Cinepop es más que una idea. Desde hace varios años lleva cine gratuito a municipios sin salas de cine a través de pantallas gigantes montadas en espacios públicos y este año espera sumar 3 millones de espectadores. Cinepop no vende palomitas, botanas ni refrescos, pero sí sus patrocinadores (empresas de consumo y otros giros interesados en la población de bajos ingresos) que le aportan el cien por ciento de sus ingresos.

Las grandes cadenas de exhibición lideradas por Cinépolis y Cinemex tienen en sus manos un negocio de 9,767 millones de pesos (mdp) anuales e inmune a la crisis económica. Mientras sectores como los restaurantes fueron golpeados por la influenza en 2009 y 2010 con bajas en ventas de hasta de 10%, la facturación de los cines no ha dejado de crecer desde 2006, según datos de la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica (Canacine).

Pero quien alimenta el negocio de la exhibición cinematográfica es un sector limitado de consumidores dado que el precio de taquilla es inalcanzable para la mayoría de la población, por tanto las salas se ubican en grandes ciudades y en zonas visitadas por sectores de clase media y alta. Hay salas de cine en 150 ciudades del país, algunas con un solo complejo como Ciudad Sahagún (Hidalgo), Autlán (Jalisco) y Ciudad Altamirano (Guerrero), pero en el país hay 2,500 municipios así que en los restantes no hay salas, acepta Maximiliano García Pérez, director general de Canacine. Es una presencia baja en términos relativos, agrega, pues en asistencias totales México es cuarto o cinco en el mundo.

El precio de taquilla promedio en las salas del país es de 47.59 pesos por persona –190 pesos por una pareja con dos hijos, que pueden convertirse en 380 pesos con el consumo en la dulcería–, un monto difícil de afrontar para una familia con ingresos de dos salarios mínimos u 854 pesos semanales. De 14 a 20% de los mexicanos nunca han ido al cine, estima Héctor Alcázar, de Alcázar y Asociados, firma especializada en modelos de franquicias y asesora en un nuevo proyecto de cine a menor tarifa.

Un boleto cuesta poco menos que un salario, por lo tanto ir al cine con la familia puede costar cinco o seis días de trabajo para quienes ganan esa cantidad, dice Zylbersztein. En la estrategia de las grandes cadenas no está la opción de modificar los precios de taquilla, fuera de las variaciones en función del tipo de sala o los horarios, y pese a ello la asistencia no ha sufrido, señala García. Canacine registró el año pasado 205.2 millones de asistencias –cifra muy superior a la población total del país de 112 millones–.

Pero el número de poblaciones que no tienen cines sugiere que la cifra la genera un sector minoritario que va a las salas varias veces en el año. El 86% de los mexicanos no tiene acceso por razones económicas y porque 20% de los municipios del país carecen de salas, dice Zylbersztein. Para la mitad de quienes asisten a una sala Cinemagic, cadena con 11 complejos y pocos años de operación, es primera vez que van al cine, dice Vincent Speranza, director regional de Endeavor México. Como Cinepop, Cinemagic trata de demostrar que el cine puede ser negocio en zonas de bajos ingresos. Con seis salas en cada complejo, esta cadena prepara aperturas en Hidalgo, San Luis Potosí, Guanajuato, Sonora y Tlaxcala, según Roberto Quintero, director general. El mercado potencial de Cinemagic son 200 localidades y 18 millones de asistencias.

Otro proyecto que se prepara para llegar a sectores populares es Cinelux. Su creador es el director y actor de cine Alfonso Araujo y su modelo de salas, que piensa replicar a través de franquicias, incluye foros culturales y cafetería. Aún no se firma la primera franquicia pero hay varios interesados, sobre todo constructores de plazas comerciales, asegura Alcázar, asesor de Arau. Incluso Cinépolis, la cuarta mayor cadena del mundo y presencia en ocho países latinoamericanos, India y Estados Unidos, creó una marca para llegar a zonas populares con taquillas más baratas, MiCine, pero al parecer el plan está detenido. Por lo pronto no tenemos información que compartir de ese proyecto, lo estamos manejando con un perfil bajo, indicó una fuente de la compañía. Cinemex, la empresa que revolucionó esta industria en los años 90 y que hoy es propiedad de la familia Larrea, también dueña de Grupo México, no respondió la petición de información de EL UNIVERSAL.

Al lado de gigantes

Si los expertos de Endeavor ven viable el plan de Cinepop, uno de los siguientes pasos es poner a Zylbersztein en contacto con posibles inversionistas para llevar más lejos a la compañía. “Endeavor es la oportunidad de refinar la estrategia, estructurar la empresa para crecer a gran escala y exportar nuestro modelo a los países con condiciones similares al nuestro”, dice Zylbersztein vía correo electrónico desde Londres. El joven emprendedor no comentó cuánto dinero necesita para cumplir sus planes.

Los proyectos alternativos aún son modestos frente a las grandes cadenas. A pesar de que sus boletos cuestan 27 pesos en promedio –contra 44 de la industria–, Cinemagic tiene 1 millón de asistencias al año –menos de 0.5% de las asistencias de toda la industria. Cinepop no proyecta películas de estreno sino de segunda corrida, en tanto que Cinelux es un proyecto todavía en papel. “El mercado les dirá si se sustentan”, dice García, de Canacine.

Compañías como Twentieth Century Fox, Universal, Paramount, Columbia Tristar Films, inciden en la exhibición. Las películas taquilleras sólo las distribuyen en paquete con filmes poco atractivos y deciden en cuántas salas deben exhibirse unas y otras y por cuánto tiempo, dice Speranza.

Desde los años 90 hay intentos de llevar cine itinerante a pequeñas poblaciones y de bajos ingresos en camiones móviles, el problema es que no exhibían estrenos hasta que Cinemagic llegó para romper eso, dice Speranza. Aunque sus números pueden impactar, Cinepop aún debe demostrar que es un negocio sostenible. Lleva el cine a localidades con menos de 80 mil habitantes a través de 12 pantallas inflables, que le dan capacidad para 3 mil eventos al año. (Con información de Oscar González)



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