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Tardan cumple 111 años de historia y se renueva

Eduardo Camacho| El Universal
Viernes 17 de septiembre de 2010
Desde el glamour de la aristocracia mexicana del siglo XIX que paseaba con guante y sombrero de copa, hasta la libertad de desnudar el cuerpo para la fotografía del recuerdo y ser testigo de la Revolución Mexicana, son sólo tres de los millones de eventos que el local con el número 7 de Plaza de la Constitución ha visto pasar por sus puertas

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Desde el glamour de la aristocracia mexicana del siglo XIX que paseaba con guante y sombrero de copa, hasta la libertad de desnudar el cuerpo para la fotografía del recuerdo y ser testigo de la Revolución Mexicana, son sólo tres de los millones de eventos que el local con el número 7 de Plaza de la Constitución ha visto pasar por sus puertas.

La sombrerería Tardan, con 111 años de existencia, sigue presente en la vida del mexicano, en ocasiones con una menor presencia, pero siempre innovando para complacer a su clientela cautiva y a sus potenciales nuevos consumidores.

 

Luc Tardan, heredero de la tradición que da un toque de personalidad a quien usa un sombrero de Sonora y Yucatán y, en entrevista para EL UNIVERSAL comentó las anécdotas de la tienda y lo que espera del futuro, pues piensa mantener la empresa intacta para consolidarla, pues ya forma parte de la historia de México.

 

En 1847 se fundó en la ciudad de México la sombrería que importaba sombreros de Estados Unidos y Europa en el “Portal de Mercaderes”, hoy portales de la Plaza de la Constitución.

 

“Tras varios años y dueños, mi abuelo, Carlos Tardan, quien salió de Francia como consecuencia de la guerra contra Alemania (1870-1873), vino a buscar fortuna y la encontró al crecer el negocio y adquirirla en 1899 para convertirse en Tardan Hermanos”, dijo el empresario.

 

 

Fundamental en la Revolución

 

En el año de 1880 la tienda observó la guerra de Reforma hasta llegar al Porfiriato y con ese periodo de la historia la moda francesa dio un gran auge a la empresa de sombreros.

 

“En ese entonces fue considerada la mejor tienda del país en un momento histórico en que todos los hombres, niños y señoras tenían que usar sombrero para salir a la calle”.

 

Para no seguir importando los sombreros, el abuelo del entrevistado se capacitó en Alemania, Inglaterra e Italia; para regresar a México terminando la primera Guerra Mundial y montar la fábrica vendiendo sombreros de marca propia en 1910, al inicio de la Revolución.

 

La fábrica funcionó desde entonces produciendo sombreros de fieltro, lana y pelo, logrando el reconocimiento por el trabajo artesanal y el lema “De Sonora a Yucatán se usan sombreros Tardan”, uno de los primeros slogans publicitarios empleados en todo el país.

 

“Aquí venían los zapatistas, se formaban afuera esperando comprar su sombrero y al parecer Emiliano Zapata al igual que Pancho Villa, usaron nuestros sombreros que son un elemento fundamental de su personalidad a través de la historia”.

 

Dentro de su catálogo siguen vendiendo los sombreros históricos como el que utilizó el centauro del norte Francisco Villa y Zapata, al igual que el sombrero de copa que popularizó Porfirio Díaz y que gozan hoy de mucha demanda entre los clientes.

 

“El interés por esos modelos han sido motivo de subastas, donde los que nosotros hicimos para el general Díaz fueron subastados con una puja inicial de 30 mil pesos”.

 

Historia de ala ancha

 

No sólo los mexicanos usaron los sombreros Tardan, “Cuando vino Charles Augustus Lindbergh, el primer aviador en cruzar el Atlántico, la casa Tardán le regaló un sombrero de charro bordado en oro o plata, eso se hacía con todas las figuras internacionales, fueran presidentes, emperadores o figuras de la cultura como Luciano Pavarotti.

 

Con el paso del tiempo, el sombrero de ala ancha fue sustituido por el de ala corta y al final de la década de los 60, la gente dejó de usar sombrero sustituyéndolo por gorras de béisbol, pañoletas o simplemente con el cabello largo característico de la moda hippie, dejándonos sólo el mercado de las boinas. Los años 70 y 80 generaron un paréntesis en el uso del sombrero, pero desde la década siguiente, el cambio climático de forma indirecta benefició al negocio ya que la gente, además de usar gorras, busca mayor protección ante la creciente preocupación y conciencia del cáncer de piel.

 

De sombrerería a boutique

 

Así como en su momento la familia Tardan decidió dejar de importar y producir sus propios sombreros o vestir a la alta aristocracia mexicana, lo mismo que al caudillo de la sierra, la firma se adapta a las necesidades del momento y del mercado.

 

“Para seguir vigentes, iniciamos en 2008 con la remodelación del local, además de incrementar el catálogo y capacitar a todo el personal, toda esa inversión nos generó un aumento de 50% en nuestras ventas”.

 

El nuevo concepto de la tienda se complementa con la colaboración de Enrique Ziri quien se encarga de diseñar las colecciones, logrando la transición de una sombrerería con modelos clásicos y nuevas tendencias de la moda internacional.

 

“Antes las líneas eran desarrolladas por el equipo de ventas y no había nadie especializado en diseñar, lo que hacía al producto muy tradicional, y ahora trabajamos por colecciones de temporada”, detalló el sombrerero.

 

Para romper el esquema que se siguió por más de 100 años, en la actualidad se diversifican los sombreros pues estaban enfocados al sector masculino y ahora buscan mayor presencia entre el sector femenino e infantil, además de unisex.

 

“La idea es despertar el gusto por el sombrero entre los jóvenes y que compren un producto de acuerdo a su estilo y edad, por eso en ocasiones los nietos vienen acompañados de sus padres o abuelos y tienen la opción de escoger lo que les agrade”.

 

Nuevos modelos de playa, reversibles en telas de microfibras, cachuchas de lino o lana con seda, además de usar otros materiales como polyester o fieltros, todo con colores cálidos que gustan al consumidor latinoamericano y llaman la atención a los americanos y europeos.

 

Ziri aseguró que se está generando una nueva revolución en el uso de estos artículos, esto parte de los estereotipos que generan los cantantes como Madonna o Michael Jackson.

 

“El sombrero Fedora, que popularizó Michael Jackson, se ha vendido muy bien, sobre todo cuando falleció el año pasado y tuvimos que hacer una producción especial para cubrir la demanda, sin embargo, los que más adquieren los jóvenes son el Ferraro y el Olímpico, que son de ala pequeña y copa poco alta que le da un toque muy moderno”.

 

Con la experiencia del dueño y el diseñador, se amalgama la capacidad de generar sombreros a tractivos, pero el termómetro que define la continuidad o salida de algún modelo, es la tienda por su ubicación, ya que al día pasan 6 mil personas aproximadamente y así miden el éxito de los productos de acuerdo al tiempo que tardan en venderse. Toda la colección es propia, sólo se importan algunos insumos que se compran en Sudamérica y Europa, además de materiales de origen nacional.

 

Luc Tardan detalló que, con todas estas acciones espera un incremento anual de 30% respecto a 2009, lo cual calificó de normal al salir de la crisis tan severa que se vivió en el país.

 

“Fue de gran ayuda el nuevo concepto que también comprende un café lounge para agasajar a los clientes y sus acompañantes, mientras miran y se prueban el sombrero de su elección, pues atrae mucho al sector femenino”, dijo Tardán.

 

Otra de las estrategias de mercado adoptadas es la integración de su catálogo a internet para poder llegar al consumidor del interior de la República, además de incrementar su presencia en las principales tiendas departamentales de ropa.

 



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