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´Divorcio corporativo´ de Daimler y Chrysler

Por John Reed y Richard Milne| El Universal
Martes 15 de mayo de 2007
La automotriz estadounidense perdió 40 mil empleos con el fabricante alemán

El "matrimonio en el cielo", como lo calificaron las compañías, entre Daimler-Benz y Chrysler se celebró con gran pompa en mayo de 1998 en el exclusivo hotel Dorchester de Londres, celebración a la que asistieron altos ejecutivos de Estados Unidos y Alemania.

Casi nueve años después, en una silenciosa habitación de la principal fábrica de Mercedes, un día gris en Stuttgart se vio marcado con lo que un observador calificó de "divorcio en la tierra".

El contraste entre la ostentación y la sobriedad de las dos ocasiones lo dice todo. La fusión DaimlerChrysler, que alguna vez fue considerada como una audaz acción para conquistar el mundo automotriz, fracasó. "Financieramente ha sido una catástrofe... de principio a fin", señaló Max Warburton, analista en UBS. Chrysler sufrió tres crisis financieras y perdió 40 mil empleos en el corto periodo que estuvo bajo el mando de Daimler.

Lo que al parecer alguna vez fue una combinación perfecta ahora parece una visión errada. Se suponía que la habilidad de Mercedes para fabricar autos lujosos -con su fuerza en Europa- se uniría a la capacidad de Chrysler -uno de los tres grupos automotrices más importantes de Estados Unidos- de fabricar en volumen.

Dieter Zetsche, director general de Daimler y ex presidente de Chrysler, indicó ayer que se cometieron dos errores importantes: "Obviamente sobrestimamos el potencial de las sinergias (entre Mercedes y Chrysler). Dada la naturaleza totalmente diferente de los mercados en los que operamos, la brecha entre el lujo y el volumen era demasiado amplia". La segunda razón tuvo que ver con la falta de disponibilidad de los consumidores estadounidenses para pagar altos precios por la tecnología de punta de Mercedes. Sin embargo, distintas personas dicen que se cometieron otros errores fundamentales. Uno fue los egos involucrados: especialmente el de Jürgen Schrempp, ex director general de Daimler, quien deseaba crear una Welt AG -Mundo SA- con fabricantes en Europa, Estados Unidos y Asia.

Durante la transición, Schrempp, fue conocido como el sumo sacerdote de la creación de valor para el accionista en Alemania; en camino hacia su jubilación, su legado es más bien el de un aniquilador del valor.

Su visión en torno a la creación de un grupo automotriz a nivel mundial quedó destrozada.

Hace dos años Daimler vendió su participación en Mitsubishi Motors de Japón, y actualmente, con la eliminación de Chrysler, está volviendo a ser un fabricante de autos lujosos, con el fabricante de camiones más importante del mundo a su lado.

Otro problema fue la fuerza financiera de Chrysler. El testimonio que proporcionaron ex ejecutivos de Chrysler en un caso presentado por el multimillonario Kirk Kerkorian sugirió que si no hubiera sido por Daimler, Chrysler se habría declarado en bancarrota. No obstante, Daimler sufrió también, cuando su capitalización de mercado disminuyó de su nivel más alto de 94 mil millones de euros (128 mil millones de dólares) a cerca de 35 mil mde hace apenas unos meses. Los rumores y después la confirmación de una venta lo regresaron a 65 mil mde, algo bien recibido el día de ayer por Zetsche.

Las diferencias culturales fueron un factor de gran importancia para las dificultades que se presentaron. Los empleados en Stuttgart o en Detroit parecían hablarse unos a otros como si pertenecieran a diferentes compañías y no a un mismo grupo.

Daimler continuará invirtiendo en Chrysler y seguirá adelante con varios proyectos conjuntos con el fabricante estadounidense, incluyendo la fabricación de motores, obtenciones y ventas. "No es posible deshacerse de esos vínculos de manera inmediata", indicó Maria Bissinger, directora en Standard & Poor´s. No obstante, el divorcio se facilitó debido a la falta de una integración más profunda entre Mercedes y Chrysler, entre las que no hubo un intercambio de plataformas automotrices.

La pregunta para Daimler es hacia dónde se dirigirá, ya que se encuentra en una situación extraordinaria en el mundo automotriz debido a que no cuenta con un accionista importante estable, como es el caso de Ford, Toyota y Nissan, entre muchos otros.

Ayer Zetsche lucía ecuánime ante este hecho y se enfocó a subrayar el incremento en el precio de las acciones antes de añadir: "Definitivamente tenemos más control sobre nuestro destino del que teníamos hace seis meses". Ese nuevo destino incluirá un nombre nuevo -Daimler AG- y el regreso a la estrategia de enfocarse en autos lujosos, camionetas y autobuses. Sin embargo, persisten los rumores en torno a un posible interés en Daimler por parte de una firma de capital privado.

Un importante accionista en la empresa señaló: "Probablemente la administración se sienta bien una semana, pero después volverá a estar presionada".



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