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Un negocio con sabor 'De Antaño'

Aída Ulloa | El Universal
Martes 11 de julio de 2006
Una empresa triunfa en la elaboración de dulces y aderezos para la alta cocina, con un toque artesanal. La idea formal De Antaño nació en Cuernavaca, pero sus fundadores constituyeron la empresa en Tequisquiapan hace aproximadamente ocho años

Peña de Bernal, un pueblo ubicado en Querétaro, a dos horas y media del DF, junto con su monolito, el tercero más grande del mundo, es el testigo silencioso del nacimiento y crecimiento de un negocio ubicado en el centro de su población.

De Antaño Azucarillos es una empresa familiar de confitería mexicana y productos exóticos como aderezos de mango, maracuyá o zarzamora con chipotle, salsas de almendra o mango con chile de árbol, mango o fresa con chile habanero, jaleas y mermeladas de guanábana, tuna, jitomate, piña con especias, pomarrosa y hasta tomate verde.

Rosalía Castillón, copropietaria del negocio, cuenta que desde hace muchos años le atraía manejar alimentos y por lo mismo tomó varios diplomados de conservación y confitería. Su marido es médico veterinario y del campo le llevaba productos que ella conservaba, como jitomates y chícharos, y hacía mermeladas.

Hace 20 años iniciaron como una procesadora de alimentos y posteriormente nació la tienda, con lo cual se amplió la gama de productos, incluyendo algunos "de fusión" como mermeladas de frutas con chile.

La idea formal De Antaño nació en Cuernavaca, pero sus fundadores constituyeron la empresa en Tequisquiapan hace aproximadamente ocho años. Después de un tiempo se movieron a Bernal, "considerado entre los pueblos mágicos de la República Mexicana," con una afluencia constante de turistas, en particular europeos, estadounidenses, asiáticos y mexicanos.

"De Antaño es recordar una época en la cual se fabricaban los dulces con todo el tiempo necesario para hacerlos bien, y además mucho fue por el gusto de hacer dulces como mi abuela materna", comenta Rosalía. "La cocina es un laboratorio que no tiene límites más que la imaginación de quien lo hace y nosotros somos muy ingeniosos", agrega.

Su abuela tenía el mismo nombre de la entrevistada y ella asegura que significa "conjunto de rosas". Estos elementos aunados a la nostalgia y el recuerdo de otra época se reflejan en cada rincón de su local en la calle principal de Bernal.

La tienda sólo abre viernes, sábados y domingos. Al entrar uno observa los muebles y las paredes decorados con flores, cuadros en sepia o blanco y negro de principios del siglo XX. La foto de la abuela ubicada al centro del mostrador principal y los adornos de angelitos entre los entrepaños le dan a los espacios un toque de calidez hogareña.

Fernando Arellano, esposo de Rosalía, afirma que para darse a conocer invitan a los paseantes a degustar sus productos, y a sus clientes les pide que plasmen su opinión en un libro de visitas ubicado en el local. "Nuestros productos son innovadores. No son los clásicos dulces de una región del país".

Fernando dice que entre las situaciones a las que se enfrentan están la falta de cultura gastronómica o en el caso de los extranjeros, que en sus países les recomienden que no prueben productos que puedan enfermarles. Sin embargo, en estos años han aprendido cómo acercarse a los visitantes para que los conozcan.

La empresa da trabajo en promedio a 18 personas. En sus instalaciones producen además ajonjolís confitados, garapiñados, con chocolate, café confitado, frutas agridulces y deshidratadas, licores de frutas, mazapanes, entre otras opciones, que suman casi 80 artículos diferentes. De acuerdo con su página de internet, los productos son 100% naturales, hechos artesanalmente con calidad estandarizada, sin conservadores ni bactericidas.

Los precios varían dependiendo de los ingredientes. En términos generales, los aderezos son de 60 pesos, la confitería es de entre 30 y 40, mientras que las mermeladas son de 35 pesos.

A pesar del incremento en el precio de los insumos, en particular del azúcar, Rosalía señala que sus costos no se afectan. Ella prefiere sacrificar utilidades pero no la calidad, en beneficio de sus consumidores.

Esta empresa familiar se encuentra en el desarrollo de franquicias corner, que les permitirá tener anaqueles con sus productos en restaurantes de todo el país y aprovechar la oportunidad de que sus chefs realicen con sus productos nuevos platillos que ofrezcan a los comensales una opción diferente para comer.



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