Andrés Manuel López Obrador, que encabeza el desafío de la izquierda para llegar a la Presidencia de México, está haciendo énfasis en la disciplina y la prudencia fiscal, de manera similar a la dirigencia de izquierda moderada de Brasil, indicó el principal asesor económico del candidato.

En entrevista con el FT, Rogelio Ramírez de la O, a quien muchos consideran la primera opción de López Obrador para ocupar la Secretaría de Hacienda en caso de ganar las elecciones del 2 de julio, destacó que la disciplina fiscal y mantener un estricto control de la inflación serían "muy altas prioridades" estando ya en el poder.

"La disciplina fiscal es un prerrequisito para reducir el costo del financiamiento de la deuda y para mantener la inflación baja", indicó.

"No tenemos planeado incrementar el endeudamiento del gobierno en un grado significativo", añadió.

Este "enfoque prudente" de las finanzas públicas, señaló Ramírez de la O, significa que López Obrador debe ser percibido más como el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva que como el radical Hugo Chávez de Venezuela.

A menos de 100 días de la elección, López Obrador y su Partido de la Revolución Democrática (PRD) mantienen una cerrada competencia con Felipe Calderón, candidato centro-derechista del Partido Acción Nacional (PAN), y ésta es justamente la clase de mensaje que los inversionistas nacionales y extranjeros esperan.

En privado, muchos miembros de la comunidad empresarial, particularmente inversionistas, han expresado preocupación por el posible triunfo de López Obrador.

Han criticado su negativa a cambiar la Constitución, que prohíbe a Pemex, la ineficiente compañía petrolera estatal que requiere de fuertes inversiones, asociarse libremente con empresas privadas para explorar y extraer gas y petróleo. Asimismo, han cuestionado su negativa a asistir a muchos de los eventos más importantes en el calendario empresarial del país.

Además, las declaraciones del candidato a principios de año en las que insinuó que Guillermo Ortiz, el muy respetado gobernador del banco central del país, debería renunciar, provocaron gran ansiedad en algunos círculos del poder económico.

En las últimas semanas, Calderón ha intentado explotar esas preocupaciones. Un anuncio de televisión del PAN muestra imágenes de Chávez y de López Obrador atacando a Vicente Fox, el actual Presidente de México y miembro también del PAN, en una estrategia evidente para vincular a ambos.

Pero Ramírez de la O descartó la idea de que exista alguna similitud entre los dos, calificándola de "locura", e insistió en que era esencial "distinguir entre la estrategia electoral durante la campaña y la comunicación con los mercados una vez en el puesto".

Ramírez de la O indicó que López Obrador estaba "empezando a transitar de la etapa puramente de campaña de la contienda electoral a una de planeación y de tranquilizar a aquellos grupos que han manifestado preocupación por un eventual gobierno de López Obrador". Agregó que aunque era importante mantener la retórica, también era "esencial garantizar que hay un nivel de percepción bajo eso".

Sobre asuntos específicos, Ramírez de la O señaló que su candidato no cambiaría nada en el banco central. "(López Obrador) no quiere ninguna renuncia en el banco, e insiste en que no debe perturbarse al banco central. Eso es algo que cree vehementemente".

En cuanto a la reforma energética, uno de los grandes retos que enfrentará el próximo presidente, el asesor señaló que el gobierno de López Obrador buscaría fortalecer el papel que tienen las empresas privadas, aunque indicó que era demasiado pronto para hablar de los detalles de las nuevas oportunidades.

Asimismo, Ramírez de la O indicó que, una vez en el poder, López Obrador sometería a Pemex a una vigorosa reestructuración que resultaría en ahorros de mil a 2 mil millones de dólares anuales. Una primera fase de la reestructuración incluiría el recorte de empleos y de beneficios como bonos y gastos de viajes en los niveles más altos de la compañía.

Parte de los ahorros ayudaría a financiar la planeada reducción del costo del gas en México, que, indicó, perjudicaba al sector privado y lo hacía menos competitivo. De acuerdo con la Asociación Nacional de la Industria Química, el gas cuesta más de ocho dólares por millón de btu en México, comparado con 5.60 en Europa occidental y apenas 1.60 en el resto de Latinoamérica.

Precisó que la reestructuración también involucraría un "alivio" en la costosa deuda fuera del balance general de Pemex, cuyo monto, señaló, ascendía a 45 mil millones de dólares (mdd).

No obstante, advirtió que los resultados de una reforma de Pemex y sus finanzas no serían inmediatos. "Empezaremos a ver los frutos de nuestro plan después de dos años de asumir la Presidencia", señaló.