El próximo 31 de marzo será el último día de vida del otrora poderoso conglomerado de negocios Sidek-Situr, al darse por liquidada la empresa de los hermanos José, Guillermo y Jorge Martínez Huitrón, que en su momento llegó a manejar reservas territoriales turísticas mucho mayores a las de la propia Fonatur.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Arturo Pérez Courtade, director de Asesoría de Grupo, explicó que "en 1996 se tomó la decisión de reestructurarla financieramente en lugar de declararla en quiebra. Esta es la labor que hemos hecho en los últimos 10 años y fue positiva la decisión de hacerlo así porque, además de rescatar buena parte de la deuda, se logró mantener cerca de 7 mil empleos directos".

El problema financiero de Sidek-Situr fue debido a que el conglomerado cargaba con una deuda de 2 mil 268 millones de dólares y, aunque declaraba tener activos por más de 3 mil millones, una auditoría realizada por KPMG, una vez que fue tomada la empresa, reveló que en realidad no contaba más que con apenas mil millones de dólares en propiedades, inmuebles y caja.

"En esos 10 años se continuó con pago a proveedores, negociando con agencias de viajes para que siguieran promoviendo los hoteles, sufrir por la baja del turismo luego del 11 de septiembre de 2001, lidiar con aseguradoras cuando había huracanes, buscar contratos de largo plazo que muchos no querían firmar, vaya, teníamos que operar de forma normal para no perder valor, pero con la imagen de una empresa quebrada", dijo.

¿Pero qué tanto pudo haber sido víctima de negaciones de acuerdos para devaluarlos? Arturo Pérez reconoció que "sí pudimos haber estado bajo estrategias depredatorias por parte de grupos interesados en comprar algunos de los activos en liquidación, pero como usamos un esquema de subasta siempre fue todo transparente".

Además, entre los principales acreedores figuraban Banamex, Bancomer y Serfin, que en el proceso fueron comprados por grupos extranjeros y hubo cambio de funcionarios en este tema, lo que significó ponerlos al tanto de la situación.

A 10 años de distancia de haber iniciado la reestructuración, Asesoría de Grupo logró la recuperación de 815 millones de dólares, es decir, logró el cobro de 36% de los 2 mil 268 millones de dólares.

El "porcentaje de bateo" de la firma no fue nada malo ya que, por ejemplo, el nivel de recuperación de cartera del IPAB reportado hasta ahora es de apenas 10%.

La crisis de 1995 vino a "justificar" muchos de los problemas financieros que traía consigo Sidek-Situr, pero en opinión de Arturo Pérez "fue benéfica ya que la evidenció y no permitió que la burbuja creciera a un tamaño inmanejable con el paso de más tiempo".

La labor de la firma dirigida por el abogado en esta última década se centró en mantener en operación 63 centros de trabajo en tanto eran vendidas, fusionadas o liquidadas 328 sociedades que los hermanos Martínez Huitrón habían fundado.

Todas estas conformaron una maraña de acuerdos, intercambios de acciones, contratos, solicitudes de créditos, pagarés, cesiones de derechos, intercambio de papeles, ingresos y salida de socios, entre otros aspectos legales, que ni los anteriores dueños eran capaces de descifrar. Así, de 1996 a la fecha fueron vendidos, liquidados o fusionados 32 hoteles, cinco campos de golf, seis marinas, 14 desarrollos turísticos, siete plantas siderúrgicas y tres astilleros. Las metalúrgicas fueron compradas por algunas empresas extranjeras como Molly Corp, y mexicanas como Grupo Carso e ICH. En el caso de los hoteles, varios fueron vendidos a grupos mexicanos. Un ejemplo que resaltó en la prensa fue la operación llevada a cabo en 2004 por las firmas Palace y Real Resort, que compraron nueve de los hoteles por un monto de 100 millones de dólares.

Luego de haber sido tomado el control de Sidek-Situr, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores suspendió la cotización de las acciones en la Bolsa Mexicana de Valores en 1998. El desliste formal de Sidek se hizo en 2003 y de Situr en 2004.

Ambas compañías también cotizaban en la Bolsa de Valores de Nueva York, de dónde fueron deslistadas en 1999.

Uno de los temas más complicados, a decir de Pérez Courtade, fue el pasivo fiscal que traía consigo la Sidek-Situr. Entre 1994 y 1997 había pasivos fiscales por 115 millones de dólares, de los que 78 se pagaron con activos y 37 en efectivo. Además, como se mantuvo en operación a todas las sociedades, el pago de impuestos corrientes entre 1998 y 2005 alcanzó un monto de 205 millones de dólares. Así pues, el tema fiscal significó un total de 320 millones de dólares.

Este escándalo corporativo es considerado por algunos especialistas en Corporativos como el "Enron mexicano".

¿La lección que deja esto? Arturo Pérez no la definió bien a bien, pero dijo que "es un caso para poner mayor énfasis en el papel que juegan los auditores y su independencia, que el empresario tiene que ver con buenos ojos su labor, además de entender los roles de autoridades, empresarios, bancos e inversionistas".