El liderazgo es uno de los temas más controversiales en nuestros días. Constantemente se habla de las diferentes competencias que se requieren para poder ser un líder efectivo.

Sin embargo, poco se comenta sobre lo que implica y sobre las cosas a las que se tiene que renunciar para llegar a serlo.

He colaborado en distintas organizaciones con personas poseedoras de un amplio y posiblemente único conocimiento sobre una materia en particular, que en el momento de ser promovidos a una posición gerencial, no cumplen con las exigencias de liderazgo.

En realidad, no es que no puedan cumplirlas, sino que siguen comportándose de la misma manera que cuando ingresaron a la organización.

Para poder explicar esto es necesario hacer un breve recorrido por las diferentes etapas por las que deberían desarrollarse los distintos líderes.

Etapas del liderazgo

Cuando una persona ingresa a una organización, lo más importante para ella es lograr los objetivos establecidos. Comienza a aprender y a desarrollarse, gracias al talento demostrado dentro del rol para el cual fue contratada.

Pensemos por un momento como una persona que trabaja en el área de ventas: "Mi éxito dentro de esta empresa se debe a que soy un muy buen vendedor. Cada vez que me fijan una cuota de ventas no sólo la cumplo, sino que la rebaso constantemente. Eventualmente me convierto en un experto en el campo. Nadie mejor que yo sabe cómo ir de puerta en puerta vendiendo".

"Conozco todos los trucos. Sé leer en los ojos de mis clientes sus necesidades, si me van a comprar o no mis productos, sé anticipar cualquier reacción y sobre todo cómo responder ante sus objeciones o preocupaciones".

A esta etapa se le conoce como Contribuidor Individual.

Sin embargo, a medida que pasa el tiempo, en la organización se decide que este empleado está preparado para hacerse cargo de la gerencia del área.

En este caso, debe desempeñar un rol diferente.

Ya no se trata de ir de puerta en puerta, sino hacer que otros lo hagan: capacitarlos, desarrollarlos, estar más tiempo en la oficina administrando y no tanto en el campo de acción, disminuir el trato con clientes. Y sobre todo, dejar de hacer de tiempo completo lo que más le gusta: vender.

Luego de un tiempo, el gerente llega a la dirección.

El rol correspondiente no sólo demanda la venta de productos, sino que realice otro tipo de actividades (a veces desconocidas) relacionadas con las áreas de Recursos Humanos, Producción, Mercadotecnia, Finanzas y, por supuesto, Ventas.

Esta posición demanda muchas otras competencias que posiblemente aún no han sido desarrolladas. El director se tiene que enfrentar a diversos factores internos y externos y las problemáticas que éstos pueden ocasionar.

Parecería ser que éstos son los cambios lógicos en la forma como nos desarrollamos en una organización.

Sin embargo, nadie nos enseña a hacer esa transición.

Pasar de una etapa a otra, es uno de los más grandes retos entre los líderes de este mundo, y posiblemente en el que la mayoría de las personas no ha hecho un cambio fundamental. ¿Por qué?

Porque eso implica que dejemos de hacer lo que nos hizo ser exitosos. Que ahora son otras personas las que tienen que hacer las cosas. Que lo que más disfrutamos, no lo "debemos" seguir haciendo.

¿Cómo cambiar?

Lo primero que se tiene que hacer es renunciar a aquello que nos hizo ser exitosos. Suena difícil, pero es la única forma como se puede comenzar a tener una transición real. Hay que cambiar dos factores críticos de éxito: la forma de actuar y la forma de valorar.

Es decir, dar importancia a aspectos como administrar el tiempo que voy a dedicar a cada miembro de mi equipo, planear, dar tutoría, dirigir, motivar, entre muchos otros. Para lograrlo se requiere aprender a desaprender y a aprender nuevas conductas, ¿usted a qué está dispuesto a renunciar?

*Consultora HayGroup

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