San Luis Potosí.- Chalita, por tres décadas lideresa del retail en el Altiplano potosino, cierra sus puertas abrumada por la competencia y la certeza de que no podía competir en igualdad de condiciones, dice Miguel Chalita Tanus, hijo del fundador.

Hace casi 45 años, Miguel Chalita Siade, hijo de inmigrantes libaneses llegados a México en los años 20, montó en Matehuala un negocio de telas con seis empleados. El establecimiento amplió su giro a autoservicio.

Almacenes Chalita liquidará a alrededor de 2 mil empleados. A partir del 2 de noviembre, entregará al gigante grupo Wal-Mart los espacios de sus cinco establecimientos en arrendamiento durante cinco lustros.

Los signos del cierre próximo son notorios: estantes vacíos y carteles de no resurtibles en los hipermercados.

La familia Chalita decidió dejar el negocio del comercio al detalle y enfocarse en el inmobiliario. Paradójico que cambien el comercio por el arrendamiento como opción más rentable: hace más de tres años, los arrendadores de su primer local en San Luis Potosí, la familia Orozco, lograron ganar un juicio de casi dos décadas porque los almacenes, con un artilugio de congelamiento de rentas, pagaba 30 pesos mensuales a los dueños del edificio.

La empresa alcanzó tanta influencia, que la cadena norteña Soriana desistió del proyecto de abrir una tienda en Matehuala, por actitud hostil de las autoridades locales. En 2003, Chalita abrió en Matehuala su última tienda, una gran bodega, en el formato "megatienda", que la competencia ya había plantado.

La popular tienda tenía como lema "bueno, bonito y barato", y estaba enfocada a un segmento popular.

De sus años de éxito comercial sólo queda lo que se veía en la superficie, almacenes llenos en fines de semana, quincenas y épocas decembrinas, pues la familia siempre mantuvo en absoluta discreción el alcance de sus operaciones.