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2015: retos, escenarios y oportunidades

Leonel Arias González*| El Universal
Jueves 15 de enero de 2015
Debido a las reformas hacendaria y energética, se estima un crecimiento para México de 5.3% para 2018

Si queremos atraer más inversión hacia nuestro país, uno de los mayores retos que debemos enfrentar es la recaudación fiscal. México es el país con menor cobro de impuestos, según datos de la OCDE. De acuerdo con el Banco Mundial, 60% de la población activa en México es pobre y esto es resultado de la falta de recaudación fiscal, ya que la mayor parte de la comercialización está basada en la economía informal.

Muchos de los ingresos de nuestro país se derivan de las exportaciones petroleras, pero esto es algo peligroso. Habría entonces que empezar a generar productos petroleros y apostar, por otro lado, a los impuestos.

En el caso de México, dicho objetivo no significa sólo la recaudación, sino que se debe traducir en la competencia de un país a nivel mundial, para atraer mayor inversión y con ello generar crecimiento y desarrollo.

Hay que recordar que el desglose del PIB se sintetiza en la fórmula: M (circulantes)= P (precio) x Q (cantidad). Esta fórmula evita que los índices de inflación se disparen. El peor impuesto que puede haber para la población no es el porcentaje que paga, sino la inflación misma. Si se logra que P sea una constante habrá más Q, que es la cantidad real de bienes y servicios, por tanto, entre más cantidad de dinero circulante exista, mayor será el crecimiento para el país. Cabe destacar que el precio de un producto se determina en función de que se unifiquen las tasas de interés y no en relación a la demanda.

¿Cómo hacer para que el país sea más atractivo para la inversión y al mismo tiempo pueda recaudar más? Entre mayor crecimiento haya en las empresas mayor recaudación generará el gobierno; por lo tanto, la recaudación tiene que estar por la vía del crecimiento.

El principal aspecto que limita el crecimiento económico de México, de acuerdo al reporte presentado por la Secretaría de Hacienda en la última semana de noviembre de 2014, es el rezago en la productividad, entendiendo ésta como la relación entre el volumen de la producción y la contribución combinada de los insumos utilizados.

Si tenemos demanda y oferta agregada y se aumenta la productividad, la oferta se incrementa, por lo que desplaza la venta. Esto quiere decir que hay mayor cantidad de productos, pero también hay una disminución de precios. Este ejercicio lo debemos aplicar a los productos de alto consumo y no a los considerados de lujo. Pero, cuando el aumento de productividad no se ve reflejado en los precios, ¿qué efecto produce? En esta situación, lo que se debe hacer es bajar los insumos y producir lo mismo que antes, es decir, si hago lo mismo con menos, se deben liberar recursos, despedir gente y no invertir más, pero esa es una decisión que debe tomar la empresa.

Debido a las reformas hacendaria y energética, se estima un crecimiento para México de 5.3% para 2018, ya que estas reformas, sobre todo la energética, fomentarán la inversión.

La política monetaria nos muestra que desde 2008 a la fecha ha habido una disminución en las tasas de interés, lo cual no es riesgoso ya que nuestro crecimiento ha sido bajo con una demanda baja. Sin embargo, se espera que el crecimiento para 2014 sea entre 3% y 3.9%, según las estadísticas del Fondo Monetario y la Secretaría de Hacienda.

Los retos fundamentales para el crecimiento de México incluyen asimismo la generación de empleos, el aprovechamiento de recursos energéticos y el campo, mayor seguridad y participación ciudadana, más relaciones internacionales y una mejor política social y educación pública.

 

*El autor es profesor del área académica de Entorno Económico de IPADE Business School.



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