"Cambios de últimos 20 años dan oportunidades a México"

PERCEPCIÓN. Consideró que no hay un problema de sobreendeudamiento, ni de focos amarillos en índice de morosidad en crédito al consumo y asegura que la población se ha comportado muy bien. (Foto: LEO MORALES / EL UNIVERSAL )
rogelio.cardenas@eluniversal.com.mx
México vive un momento que implica una oportunidad que se ha generado no por las reformas estructurales, sino por toda una serie de medidas implementadas en los últimos 20 años, y la estabilidad económica es un activo que no puede perder el país bajo ninguna circunstancia, aseguró el presidente de la Asociación de Bancos de México (ABM), Luis Robles Miaja.
El presidente del Grupo Financiero BBVA Bancomer dijo que a pesar de todo el malestar social que hay, derivado del bajo crecimiento que hubo, de ciertas reformas que pudieron generar inconformidad en algunos sectores, “estamos en un momento en el cual vamos a empezar a ver todos estos factores estructurales operando para lograr crecimiento, que calculamos del 3.5% para 2015 a pesar del ajuste”.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el representante de los banqueros en México consideró que el ajuste al presupuesto es un mensaje claro de que “para el gobierno la estabilidad económica es un valor a preservar” y, respecto al impacto que pueda tener en las finanzas públicas, aseguró que debe ser bajo.
Aun cuando hacer pronósticos de crecimiento a tres años es complicado, estimó que se logrará una expansión de 5% del PIB en 2018 y expuso que “se hacen las reformas, se generan las expectativas, se habla del mexican moment, y viene el terrible acontecimiento de Ayotzinapa, y de un día para otro nos cambiaron el país; no es así, el país sigue siendo el mismo”.
Diversos analistas han recortado las perspectivas de crecimiento económico, a raíz del ajuste al gasto público de este año. ¿Qué impacto ve la banca de esto y cómo ve el futuro de México?
—Más que una medida técnica, que lo es, lo aprecio muchísimo como un mensaje claro de que para el gobierno la estabilidad económica es un valor a preservar, y eso lo celebro.
Respecto al impacto que pueda tener el recorte a las finanzas públicas, nosotros consideramos que debe ser un impacto bajo. Hay que analizar el impacto como país, en las finanzas públicas y en Pemex.
El impacto en el país creemos que va a ser menor, porque los recortes son fundamentalmente en gasto corriente, y éste no tiene ningún multiplicador fiscal. También creemos que la baja en el precio del petróleo está atendida por las coberturas, el Estado va a tener una serie de ventajas, de ingresos derivados de la importación de gasolinas; las finanzas públicas (entonces) las veo controladas.
Lo que sí se ve claramente es que sí va tener un impacto en Pemex, en la inversión, que espero se vea suplida por inversiones que haga esa empresa con privados. El futuro es la pregunta más compleja.
Se habló mucho del momento mexicano, de las reformas, ¿en qué situación está México, y hacia dónde puede ir?
—México está viviendo un momento que implica una oportunidad que se ha generado no por las reformas estructurales, sino por toda una serie de medidas que han hecho los mexicanos en los últimos 20 años o más.
La estabilidad económica ya es un activo que tiene México y no lo podemos perder bajo ninguna circunstancia, a eso hay que agregar otros factores que juegan a nuestro favor en éstos momentos, aunque aparentemente la coyuntura nos parezca que no es así.
En primer lugar, tenemos una estructura demográfica muy valiosa. En 2025 va a ser el momento en el cual habrá el mayor número de mexicanos productivos, y eso compara muy favorablemente con cualquier economía emergente.
Dos: tenemos riquezas naturales, y (aunque) la coyuntura del precio del petróleo pudiera parecer desfavorable, y afectar la reforma energética, yo creo que no, ya que por un lado ésta es una reforma estructural y de largo alcance, y de las conversaciones que he tenido con las grandes compañías energéticas, siguen apostando fuerte por la inversión en México; por otro lado, el precio del petróleo no refleja la oferta y la demanda real del energético.
Creo que hay factores que (lo) distorsionan. Es un tema muy debatido y es difícil proyectar a futuro su precio. Esperaría que el siguiente año regrese a niveles que hagan rentables y viables todos los proyectos que implica la reforma energética.
Tres: la ubicación geográfica es una ventaja competitiva brutal que tiene nuestra nación; por otro lado, tenemos un país con una apertura comercial, que ha desarrollado una capacidad exportadora muy importante, y ya no estamos sólo exportando maquila, sino incluso conocimiento.
Creo que (el país) tiene muchos puntos positivos y las reformas son muy importantes, no debemos menospreciarlas, las reformas ya están surtiendo efectos. Por ejemplo, la reforma de telecomunicaciones permitió, entre otras cosas, que enero fuera un mes con una inflación más baja en muchos años.
¿La caída en los precios del petróleo afectará a la Ronda Uno?
—No, porque la Ronda Uno se va a ir por el lado de aguas someras. Lo que puede afectar de la Ronda Uno son los ingresos que iba a obtener el Estado, (pues éste) a lo mejor tiene que cobrar menos para estimularla más y que sea un éxito, pero la Ronda Uno como tal, no creo que se vaya a ver afectada. En aguas someras, el petróleo es hoy todavía un gran negocio.
¿Qué oportunidades tiene México en la actualidad?
—A pesar de todo el malestar social que hay, derivado del bajo crecimiento que hubo, de ciertas reformas que pudieron generar inconformidad en algunos sectores, creo que estamos en un momento en el cual vamos a empezar a ver todos estos factores estructurales operando para lograr crecimiento, que calculamos de 3.5% para este año a pesar del ajuste (presupuestal).
Sí vemos que en los próximos años, la gente puede percibir en su bolsillo, los beneficios de lo que se ha logrado. Claro, hay muchos rezagos regionales, por ejemplo Chiapas, Guerrero y Oaxaca no tienen nada que ver con Nuevo León, Baja California y Coahuila; hay rezagos que tenemos que atender y son responsabilidad de todos, no nada más del gobierno.
Creo que estamos en un momento histórico, donde podemos dar un salto hacia adelante y empezar a ver un país en vías de emerger.
¿Considera que ese brinco que falta ya se va a materializar?
—Se va a ir materializando, porque los problemas que causaron que los pronósticos no se cumplieran fueron temas meramente coyunturales, no estructurales. Cuando hay un problema coyuntural hay que atenderlo.
¿Cree que se cumplirá la expectativa de que al final del sexenio la economía crezca a tasa de 5%?
—Sí, hacer pronósticos a tres años es complicado, (pero) creo que están todos los elementos para que se dé, y nos toca a todos, al gobierno en primer término, pero también a todos en la sociedad, hacer lo necesario.
Los bancos estamos con muchas ganas de que existan muchos proyectos de infraestructura, de que haya mucha inversión y participar financiando a las empresas, a los proyectos, al gobierno (federal), los gobiernos estatales y a las familias.
Se hacen las reformas, se generan las expectativas, se habla del mexican moment, y viene el terrible acontecimiento de Ayotzinapa, y de un día para otro nos cambiaron el país; no es así, el país sigue siendo el mismo, claro, salió a la luz una problemática que ya existía, no volteábamos a verla. Guerrero, Oaxaca y Chiapas los hemos tenido abandonados, no de ahora, de hace cientos de años; Guerrero ha sido siempre una entidad compleja y no ha tenido proyectos que lo hagan un estado viable.
¿Ayotzinapa, la inseguridad, así como los temas de corrupción y conflicto de intereses, polarizaron más a la sociedad?
—Sin duda, es innegable que todos estos temas que han surgido en los últimos meses inciden negativamente en el ánimo social, y eso genera una actitud que no necesariamente ve las partes positivas, sino deja de ver lo positivo y se fija en lo negativo, y es terrible.
Por eso el mensaje central de la Convención Bancaria es, “la banca preparada para una gran oportunidad de México”. Es decir, a pesar de todas estas circunstancias, la banca tiene una visión positiva de México y, en consecuencia, el mensaje central de la convención bancaria es, “veamos los (temas) estructurales, no veamos los coyunturales”.
Los inversionistas han dicho varias veces que los problemas de inseguridad están focalizados; sin embargo, sí han externado que los conflictos de interés y la falta de transparencia afectan los capitales y a sus inversiones. ¿Cuál es su opinión al respecto?
—Va a ser muy importante ver el proyecto o la reforma constitucional que se haga en materia de lucha anticorrupción. Si realmente se logra generar un órgano autónomo, que tenga poder para combatir la corrupción, y si realmente empezáramos a ver que ese órgano comienza a actuar con gente del gobierno y del sector privado, porque la corrupción va de muchos lados.
En materia de transparencia, creo que donde hay más opacidad y desorden es en el manejo de los recursos fiscales es en los estados y municipios.
¿Considera que las redes sociales son una herramienta que ha fortalecido a la sociedad en cuanto a la divulgación de casos de corrupción?
—Esa es la parte positiva. Hoy cada día se hace más difícil que la clase política, y eventualmente la empresarial, se vean involucrados en actividades ilegales, por la vigilancia de la sociedad. La sociedad tiene que cumplir un papel, desde jóvenes con las redes sociales para difundir cuestiones inaceptables, y eso es positivo; por eso, más allá de que hay escándalos, fundados e infundados, al final hace que la clase política sea más cuidadosa, y existen ya las herramientas para ponerle lupa al gobernador del estado que quieras, y ver cómo gasta los recursos.
Sobre el tema de corrupción, ¿observa disposición del gobierno para atacarlo?
—Creo que sí, y espero que realmente exista la voluntad política de perseguir estas conductas indebidas y lo vamos a ver muy pronto, cuando veamos qué proyecto es el que en definitiva se aprueba por parte de diputados y senadores, en materia del sistema nacional anticorrupción.
Pero insisto, México no ha cambiado antes o después de Ayotzinapa, lo que ha cambiado es el humor social, y creo que el humor social puede cambiar a partir de que los beneficios de las condiciones estructurales que tiene México y de que las reformas se sientan en los bolsillos de personas y empresas; ese es un factor importante.
Y dos, que efectivamente los gobernantes, me refiero a los tres poderes, tomen decisiones con miras a atajar problemas que todos sabemos que vienen de hace muchos años. El tema de la corrupción no es un tema que hoy de repente surgió y nos dimos cuenta, estamos en un punto en el cual la clase política y la sociedad en general, pueden decir ya basta.
Al final, si se establecen las bases jurídicas, legales y existe la voluntad de todos que esas conductas se sancionen y persigan, en ese momento se puede impulsar un cambio transformacional aún más importante del que originalmente veíamos.
¿Es decir que algo positivo de estos primeros años es que tenemos una sociedad que despertó, exige y participa?
—Claro, y no solo eso, es capaz de participar activamente para que esos excesos se terminen y, en ese sentido, sí quiero recordar que los partidos políticos y el gobierno de la República, a pesar de la percepción que hay sobre ellos, hicieron una reforma constitucional en materia de transparencia, que para mí era indispensable.
Y viene una pieza muy importante: el órgano autónomo anticorrupción. Si ese órgano autónomo tiene el andamiaje jurídico correcto, entre la transparencia, la denuncia ciudadana, el control de los dineros de los gastos de estados y municipios y una ley anticorrupción, vamos a tener un régimen superior al que hay en muchos países desarrollados.
Pasando a la banca, en 2014 la cartera de crédito ascendió a 3.3 billones de pesos, lo que representó un incremento anual nominal de 10.3%. ¿Cómo ve 2015, tomando en cuenta la situación económica?
—Pensamos que vamos a crecer a doble dígito, en lo personal pienso que podemos llegar a 15% de la cartera, para ello me baso en la cifra de 3.5% de crecimiento económico.
El anterior fue un buen año, también 2015 será un buen año, ahí vamos a dar buenos resultados, con la independencia de que traemos algunas otras ideas para impulsar más el crédito y combatir la informalidad.
La cartera vencida total aumentó 2.8%, es un comportamiento muy bajo; sin embargo, la morosidad se ubicó en el crédito al consumo con un aumento de 11.3% y de 20.1% en tarjetas de crédito. ¿El entorno económico afectó para que la gente dejara de pagarle a los bancos?
—No, la morosidad en consumo es siempre mayor que en la empresarial. No hay un problema de sobreendeudamiento, ni de focos amarillos en índice de morosidad en crédito al consumo; al contrario, la población se ha comportado muy bien.
A partir de la crisis de 1995, todos hemos aprendido a ser mejores proveedores y usuarios de los servicios financieros. Los bancos somos menos aventurados en hacer cosas que impliquen riesgos, pero también la gente no gasta más de lo que tiene.
En términos generales, las utilidades acumuladas de los bancos el año pasado ascendieron a 93 mil 810 millones de pesos, un 10.1% menores con relación a 2013. ¿Qué factor le pegó a la banca?
—Hubo algunos factores importantes que afectaron la rentabilidad. Algunos problemas que hubo con determinados sectores económicos que tuvieron insolvencia, como los desarrolladores, impactaron fuerte en términos relativos en la rentabilidad de algunos bancos; hay que sumar algunos fraudes conocidos y, en general, hubo una serie de impactos derivados del consumo en algunos otros bancos.
La suma de todo eso hizo que las utilidades tuvieran una reducción.
¿Espera que este año se revierta esta tendencia?
—Sí, yo veo un año de crecimiento, un año donde vamos a dar crédito y esto incide en los beneficios o utilidades que la banca percibe.
Los casos de fraudes en el sistema financiero, independientemente de sus orígenes, ¿llegan a afectar la confianza de los ahorradores?
—El caso Ficrea es un caso emblemático, porque tenían oficinas en Polanco, patrocinaban eventos públicos, y pegó aquí en la ciudad de México.
A mí me preocupa más toda la serie de entidades que de forma irregular, defraudan a la gente, especialmente de bajos recursos, en estados generalmente pobres, que se puedan llamar cajas, sociedades financieras, y sí afecta porque cuando una persona, particularmente de escasos recursos, va a depositar a una institución de esta naturaleza, no distingue si es banco, si es caja de ahorros o una entidad que capta en forma ilegal, no distingue porque es una sucursal, una caja, un señor que toma dinero, da un recibo.
Ellos han perdido su confianza en el sistema financiero mexicano, a pesar de que perdieron su dinero en instituciones que no son del sistema financiero mexicano, y esas son miles de personas. Creo que autoridad y gobierno debemos hacer algo mucho más fuerte en educación financiera.
A cada rato vemos escándalos en Guanajuato, Oaxaca, y esos casos no llegan a los periódicos, o no a los periódicos nacionales, y son muchas las personas que ven perdidos sus ahorros.
Más que perseguir, porque la Comisión Nacional Bancaria y de Valores no tiene los medios, hay que educar a los usuarios financieros.





