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Y la volatilidad seguirá...

Laura Iturbide Galindo| El Universal
Miércoles 17 de diciembre de 2014
Según la Secretaría de Hacienda, por cada dólar que cae el petróleo, dejan de ingresar al país 3 mil 800 millones de dólares

Sin duda las últimas semanas no han sido los mejores tiempos para el país, ni para su economía. A los problemas asociados a la inseguridad, se ha sumado una ola de protestas sociales violentas, que se añaden a los vaivenes externos que están afectando el desempeño económico de la nación.

Así, tras días hilados de pérdidas, la Bolsa Mexicana de Valores ha registrado su peor caída desde 2009; el precio de la mezcla mexicana de petróleo está casi a la mitad, del que se registraba apenas hace un mes y la moneda ha seguido depreciándose frente al dólar, rebasando el nivel de los 15 pesos, como en sus peores momentos en la primavera de 2009.

En efecto hay dos eventos internacionales que han dejado sentir su influencia en la economía mexicana y mundial: el cambio de la política monetaria de la Reserva Federal en un entorno de fragilidad financiera global y el desplome de los precios internacionales del petróleo, la tercera caída más grande en los últimos 50 años, ocasionado por la desaceleración de China y de los mercados emergentes, en general, que se suma a la debilidad de las economías europeas, y a un exceso de oferta por el auge del esquisto de Estados Unidos y la decisión de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP) de no recortar su cuota de producción de 30 millones de barriles diarios.

Cuando la Reserva Federal anunció la finalización del zapering y la normalización de la política monetaria de Estados Unidos (EU) el nerviosismo financiero se reavivó, por la expectativa de regreso a los niveles “tradicionales” de los réditos estadounidenses (por encima de la inflación) y el retorno a un mayor atractivo de invertir en dólares que en otras monedas, incluido el peso, lo que provocó que la depreciación cambiaria en cadena en varios países, comenzara; de hecho México ha sido uno de los países mejores librados, en este sentido.

Por otro lado, cuando EU. declaró su independencia energética, nunca se pensó que el crecimiento de la oferta de petróleo que este país lograra por la explotación del esquisto, un recurso que se volvió económicamente viable por nuevas tecnologías de perforación, fuera tan rápido; de hecho a principios de diciembre la producción de petróleo en ese país llegó a 9.1 millones de barriles diarios, su mayor nivel desde 1983.

La apuesta de la OPEP, en declarar una guerra franca de precios a dichos productores de esquisto, era provocar que éstos fueran víctimas de su propio éxito. Las acciones de estas petroleras han caído ya y han tenido que ajustar sus planes de producción y de gasto. Sin embargo, ante la continuidad de una demanda moderada prevista en China, el resto de Asia y Europa, y la OPEP controlando alrededor de un tercio de la producción mundial y manteniendo una política de alta producción, hacen prever que el exceso de oferta seguirá acentuando la caída de los precios del hidrocarburo en el corto plazo.

Como en todo, ante esta situación, hay países ganadores y perdedores. Para México, tener una fuerte atadura de los ingresos petroleros a las finanzas públicas es riesgoso. Por lo pronto con las coberturas hechas no se generarán presiones al erario público para 2015, pero sí significa un reto, para 2016.

De acuerdo a la Secretaria de Hacienda, por cada dólar que cae el petróleo, dejan de ingresar al país 3 mil 800 millones de dólares. Además los inversionistas, nacionales e internacionales que observaron oportunidades de negocio frente a la reforma energética, seguirán muy de cerca el desenvolvimiento de las cotizaciones petroleras y podrían alterarse algunos planes de la Ronda Uno; es decir, que no se materializaran en el corto plazo.

Además sin duda la afectación que se hace financieramente a las empresas petroquímicas en la bolsa, acentúa la fragilidad financiera y añade a la volatilidad cambiaría; al punto que ésta es hoy, la principal amenaza para la inflación en el país.

Tal es la situación que las autoridades monetarias anunciaron el pasado 8 de diciembre, nuevamente las subastas de dólares, 200 mdd diarios, cada vez que se registre una depreciación de 1.5% o más por encima del dólar FIX registrado en la jornada hábil anterior.

Así en la defensa del peso, se comenzará a usar uno de los blindajes del país, las reservas internacionales, para bajar el precio del dólar. Si bien aún el mercado, no ha descontado el aumento de las tasas de interés prevista el próximo año por parte de la FED, lo que incidirá probablemente en nuevas presiones hacia la depreciación cambiaria, cuando lo haga.

De esta manera, la volatilidad continuará, sin duda este no es ni será un episodio sencillo, y no queda más que seguir abonando por la estabilidad económica interna, aunque todo parece indicar que hay fuerzas en el país, que lamentablemente apuestan por todo lo contrario.

 

*Directora del Instituto de Desarrollo Empresarial Anáhuac en la Universidad Anáhuac, México Norte.



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