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Reto para la educación en México: eficientar el gasto educativo

Pedro Ulises Juárez Campos| El Universal
Viernes 31 de octubre de 2014
En 2008 el porcentaje del PIB para educación fue de 5.0%, en 2005 del 5.9% y para 2011 ascendió al 6.2%

Una de las peticiones presentadas al Gobierno federal por la Asamblea General Politécnica del Instituto Politécnico Nacional (IPN), es el incremento al 8% del Producto Interno Bruto (PIB) al presupuesto de educación pública, así como al 2% del PIB para la investigación en ciencia y tecnología. Esta solicitud es congruente con lo establecido en la Ley General de Educación en su artículo 25, en la cual se establece que el gasto educativo no podrá ser menor al 8% del PIB del país. Indudablemente, este es uno de los asuntos que se mantienen pendientes dentro de la agenda nacional y que requieren de continua atención para evaluar el crecimiento en el financiamiento que recibe nuestro Sistema Educativo Nacional.

De acuerdo al Instituto Nacional para la Evaluación Educativa (INEE), medir la proporción del PIB destinada para educación, indica la totalidad de recursos que se asignan para la atención de la demanda educativa en todos los niveles y modalidades de servicio, así como para llevar a cabo las actividades de investigación, cultura y deporte. El indicador se interpreta como una medida del esfuerzo relativo del país para atender los mencionados rubros.

El documento Panorama de la Educación 2014, realizado por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), proporciona datos anuales sobre la estructura, las finanzas y el rendimiento de los sistemas educativos en los 34 países miembros. El estudio muestra que en 2011, en promedio, se destinó el 6.1% del PIB para educación. Algunos países como Argentina, Dinamarca, Corea, y Noruega destinaron más de 7%. El indicador para México no fue desfavorable, ya que para educación se destinó el 6.2% del PIB, es decir, un 0.1% más del promedio de la OCDE y se superó a países como Francia (6.1%), Brasil (5.9%) y España (5.5%), por mencionar algunos. Para nuestro país esta proporción ha sido creciente en términos relativos. En 2008 el porcentaje del PIB para educación fue de 5.0%, en 2005 del 5.9% y para 2011 ascendió al 6.2%.

Al analizar el gasto que se destina por nivel educativo, el informe de la OCDE destaca que la mayor parte de la inversión educativa de nuestro país se dirige a la educación superior, con una proporción de hasta 3 veces respecto a lo que se destina para educación básica y media superior. La mayor parte del gasto educativo corresponde al sector público (78.9%), aunque la participación del sector privado cada vez es más significativa (21.1%).

Para el 2015 el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación contempla un presupuesto para el ramo 11 “Educación Pública” de 305.8 mil millones de pesos, que representan un 4.5% de incremento con respecto a la asignación del 2014, que es de 292.6 mil millones de pesos. Un incremento será de gran utilidad para el fortalecimiento del sistema educativo en todos los niveles, sin embargo, menciona el INEE que aumentar el gasto educativo no garantiza la mejora de la calidad del sistema educativo nacional, ya que hay muchos factores por considerar, pero principalmente se debe apreciar que de forma histórica el gasto educativo se ha orientado más hacia el gasto corriente, fundamentalmente para el pago de salarios, en detrimento de la inversión en infraestructura, equipamiento especializado y mantenimiento a instalaciones. México destina el 97.1% al gasto corriente (principalmente para el pago de salarios) y únicamente un 2.9% a infraestructura educativa, por debajo del promedio de la OCDE que es de 92.6% a gasto corriente y 7.4% para infraestructura.

El incremento que se logre en el gasto educativo será muy importante, sin embargo, el reto principal será mejorar su eficiencia para fortalecer la calidad educativa. Alcanzar un nivel de gasto educativo del 8% del PIB nos posicionará en proporciones similares a Noruega, Corea y Nueva Zelanda, pero será igual de importante el reflexionar sobre los criterios de asignación del gasto, así como diseñar estructuras organizacionales más productivas, incrementar la inversión en infraestructura que beneficie la construcción de escuelas dignas, mejoramiento del equipamiento especializado, construir más laboratorios, más centros de investigación, incrementar los espacios culturales, deportivos y no olvidar la importancia de la capacitación docente y la formación de investigadores.

 

Académico de la Universidad Tecnológica de México



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