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La obra emblemática de esta administración, el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, no se planeó únicamente para resolver el problema de saturación de la actual terminal, sino que está encaminado a “desarrollar económica y socialmente una de las regiones más densamente pobladas y con un alto grado de marginación”.

De acuerdo con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), la construcción de esta terminal aérea “permitirá que surja un importante polo generador de empleos, de derrama económica y de nuevas oportunidades para la población de la región”.

Se espera que el presidente haga el anuncio hoy, dentro de su mensaje con motivo del Segundo Informe de Gobierno y mañana en el Museo de Antropología presente detalles de esta obra, dentro del marco de Infraestructura 2014-2018.

Funcionarios del sector dieron a conocer que el calendario de obras, que incluye el lanzamiento de la convocatoria y licitación, así como la apertura de propuestas económicas y el inicio de obras, está en etapa avanzada de definición; se espera comenzar el proceso “antes de que concluya el año”.

Explicaron que dada la magnitud y complejidad que significa el nuevo proyecto, es posible esperar que las constructoras que participen en la licitación formen consorcios, ya sea entre empresas mexicanas o con compañías extranjeras.

En el desgloce del Segundo Informe de Gobierno del presidente Peña Nieto, la SCT detalló que desde su inicio esta administración se planteó, como uno de sus principales objetivos, dar una respuesta de largo plazo a la demanda creciente de servicios aeroportuarios en el Valle de México y centro del país.

El informe añade que el gobierno de la República, con la participación de empresas altamente especializadas y de la Organización de Aviación Civil Internacional, hizo estudios aeronáuticos, hidrológicos, ambientales, de uso del suelo, de ingeniería y arquitectónicos, que ayudaron a determinar que el lugar más adecuado para las nuevas instalaciones del Aeropuerto se sitúa en el la zona contigua de la actual terminal (Lago de Texcoco).

“Esta obra de infraestructura no requerirá terrenos adicionales a los actualmente disponibles, que son propiedad del gobierno federal, y exigirá el concurso de los mejores especialistas para ejecutar una inversión pública calculada en 120 mil millones de pesos”.

Información de la firma Arquitectos Enrique Norton y la Constructora Skidmore, Owings & Merrill (SOM), una de las cuales puja por construir el nuevo aeropuerto, indica que la terminal aérea que sustituirá a la actual, será construida en una superficie de 2 mil hectáreas.

El pasado 28 de agosto, el secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, aseguró que el gobierno federal tienen disponibles 12 mil 500 hectáreas en la zona contigua al AICM.

El Plan Maestro, según indicaron fuentes del sector, fue desarrollado por el Grupo de Consultores e Ingeniería Arup, el cual prevé que la nueva terminal arranque con el servicio para 30 millones de pasajeros.

Contempla que el proyecto entre en operación hacia finales de 2018 (año en el que se reemplazaría el aeropuerto actual) con 4 pistas, cada una montada sobre suelo distinto; una torre de control situada en el área geométrica de estas pistas; y un tren interno que moverá a pasajeros de una terminal a otra.

Aclara que la nueva infraestructura podrá adecuarse a la demanda prevista en un futuro, por lo que para 2060 el número de pistas se elevaría a 6 para atender a 60 millones de pasajeros.