México ha creado sus propias vulnerabilidades
La fuerte depreciación del peso mexicano no solo tiene como fundamento el fortalecimiento del dólar a nivel mundial, o la caída severa en el precio del petróleo, sino también el hecho de que el país ha creado sus propias vulnerabilidades.
Una moneda es más susceptible de ser atacada mientras más desequilibrada se encuentre su economía. México desafortunadamente ha vulnerado las fortalezas que con tanto esfuerzo se construyeron después de la crisis del peso de 1994.
Después de que se consolidó la disciplina fiscal y monetaria en las últimas dos décadas y se corrigieron los desequilibrios estructurales crónicos, el país parece haber regresado al pasado: desequilibrando las finanzas públicas y utilizando la expansión monetaria para producir bienestar transitorio en la economía.
Desde el 2013, a raíz de la euforia construida alrededor de las reformas, las finanzas públicas empezaron a desequilibrarse más allá de lo que una economía que se precia de ser disciplinada puede permitirse. Asimismo, la persistente expansión monetaria en un ambiente de debilidad económica estructural no solo le ha puesto combustible a la inflación, sino que incluso ha producido un exceso de liquidez que ha encontrado acomodo en la ampliación del desequilibrio externo.
Así, en los dos últimos años, México entró silenciosamente en el grupo de países con menor disciplina económica: alta inflación, desequilibrio fiscal creciente y ampliación del déficit de la cuenta corriente.
Con ello el país no solo ha minado sus fortalezas sino que incluso ha construido sus propias vulnerabilidades, lo cual coloca al peso como una moneda susceptible para un ataque especulativo.
Ciertamente, hasta ahora el peso no es la moneda más afectada en Latinoamérica, pero está entre las 3 más depreciadas de la región, después de la colombiana y la brasileña. Sin embargo, el país también ha debilitado su credibilidad y la efervescencia social ha aumentado, los mercados no se ven tan ilusionados y las reformas no parecen tan atractivas como antes. Todo esto convierte al peso en una moneda más vulnerable.
El incremento en el riesgo combinado con bajas tasas de interés hace al mercado de bonos un candidato para salidas de capital. Ante esto, no es descartable que en algún momento el tipo de cambio alcance los 15 pesos por dólar, como lo hizo en marzo del 2009, cuando la economía se hundía en la recesión.
“Dólar de a 15 para el 2015” es una paridad que ha incrementado la probabilidad de materializarse, sobre todo durante la primera mitad del próximo año si se persiste en el mantenimiento de tasas de interés artificialmente bajas.
*Director para AL de Moody’s Analytics