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Persona Pública. El contador de historias

Marco Payán| El Universal
Lunes 03 de marzo de 2014
<b>Persona Pblica. </b> El contador de historias

OPINIÓN. "Hoy, en México, una persona desde su Kindle tiene acceso a todos los libros que tiene acceso una persona sentada en Madrid". (Foto: ILUSTRACIÓN BOLIGÁN )

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Que la persona que lanzó Amazon.com.mx en México sea latinoamericano no es casualidad. Aunque la mitad de su tiempo está en un avión, la otra mitad, está leyendo reportes técnicos donde su única preocupación es “¿cuántos usuarios nuevos tenemos en la tienda de e-books?”

marco.payan@eluniversal.com.mx  

La primera vez que Pedro vio el logo de Amazon en su vida lo hizo porque un headhunter lo buscó para laborar en una nueva empresa de “e-commerce”. Pero en 1999 Pedro no tenía idea de qué se trataba aquello, así que lo rechazó.

Hoy, 15 años más tarde, después de la gran burbuja de internet, su paso por Random House Mondadori México, Pedro forma parte de la empresa que ha cambiado la manera de consumir innumerables artículos, entre ellos el objeto por el que se le conoce a Amazon: el libro. Pero en México y Brasil no sólo quieren vender libros digitales, sino cambiar la manera en que la lectura es parte de nuestras vidas.

“Sabía que debía tener una posición directiva, no por el título, sino por el impacto que puede tener.” Ese fue el caso de Amazon, pues hoy, desde Seattle, en el estado de Washington, es capaz de tomar decisiones que cambian la manera en que percibimos a la lectura, como el nuevo “Vocabulary Builder” del nuevo Kindle (el dispositivo de la marca para leer e-books). Con él es posible, además de consultar las palabras del que uno desconozca su significado mientras lee, al final de la lectura puede repasar esas mismas palabras, como si se tratara de un tarjetero. “Quiero algún día lanzar un diccionario biligüe español-inglés e inglés-español para los mexicanos.” Se trata solo de un aspecto del que está a cargo Pedro para la tienda de Kindle México (amazon.com.mx). Pero pasaron muchas cosas antes de que estuviera en esta posición, en la que ya presume “tengo promedio de compra de los mexicanos en nuestra tienda que son comparables con naciones que tienen un mercado de libros mucho más desarrollados”.

1.- “Tuve la típica educación de varón latinoamericano consentido por su mamá y papá.” Pedro se refiere a que su vida no tenía ninguna dificultad grave. Estaba en una buena escuela, se habían cambiado a un barrio mejor, sabía alemán, aprendió a tocar piano, así que su vida estaba más o menos resuelta. Obviamente estudiaría alguna carrera profesional con el apoyo de sus padres. Pero sabía que tenía que salir de Lima, Perú.

El 16 de febrero de 1990 viajó por Amsterdam en un avión de KLM. “Sabía que tenía que salir a buscar mi perfil.” Aquella calle angosta, que de niño sus amigos y él imaginaban era una cancha de fútbol, con sus “bodegas”, tenía que quedar atrás. Aún no sabía qué iba a hacer, pero sabía que salir de Lima, Perú. Era una apuesta que estaba dispuesto a hacer. Con el alemán como una lengua más, se dirigió a estudiar ingeniería económica a ese país, algo muy diferente a sus otras pasiones: el piano y la lectura. No pasaría mucho tiempo en que sus hobbies fueran una parte importante dentro de su trabajo.

En Alemania valoró mucho el trato humano, pues pasó su primera navidad fuera de casa, se enfrentó a la soledad y el trato más frío de los alemanes. A sus 18 años todo fue nuevo para él.

Mientras estudiaba, trabajaba para ahorrar dinero y viajar a Perú en fin de año. “Tocaba (el piano) en los hoteles donde las señoras alemanas tomaban el té.” Allí tuvo que aprender a tocar a The Beatles, Richard Clayderman, autores que él, con educación musical clásica, desconocía. Para él lo común era tocar “Claro de Luna”. Fue entonces que lo buscaron para un trabajo.

Lo buscaban para una empresa de “e-commerce”, lo que en 1999 se hablaba mucho, pero que era parte de lo que más tarde estallaría como la burbuja de internet. Innumerables emprendimientos de internet se habían creado y dentro de Nasdaq, la bolsa dedicada a la tecnología, muchos inversionistas apostaban por ellos. Fue en 2000 que muchas de ellas se fueron a la quiebra, pues los inversionistas dejaron de creer en ellas, muchas veces con razón, pues no daban una propuesta de valor que se pudiera reflejar en un estado financiero. De las pocas empresas que continúan es Amazon, la tienda que en ese entonces vendía principalmente libros impresos, reconocida por crecer a un ritmo estrepitoso. Pero Pedro aún era un estudiante y no quería dejar sus otros proyectos.

2.- Después de trabajar más de 12 años en Bertelsmann, la empresa internacional de medios (TV, revistas, libros, etc.) Pedro buscaba otro reto como aquel cuando decidió dejar Lima. “Yo quiero ser vigente en el área de los medios de comunicación dentro de 20 años. Tengo que saber de contenidos digitales.”

El que era el número dos en Random House en nivel mundial, fue nombrado director de contenido en Kindle en el mundo. Así que, como no sabían nada de América Latina, pero que sabían que el Kindle iba a tener un impacto importante en la región. Así que le llamó a Pedro, su excompañero y el resto ya lo saben.

“Estoy en los medios de comunicación y no es casualidad que estoy trabajando con libros, ya antes había trabajado con música y televisión, medios audiovisuales a los que siempre me sentí muy atraído.” Como ahora quería conocer aún más de contenidos digitales, la respuesta a la oferta de trabajar en Amazon, esta vez fue definitiva y sin titubeos. “Sí.”

3.- A diferencia de otras empresas, en Amazon se crean servicios y productos realmente nuevos, me dice Pedro, mientras se emociona. “Tenemos la tienda de libros digitales en México y Brasil. En México tiene la mejor selección de libros digitales en el mundo. Hoy, en México, una persona desde su Kindle tiene acceso a todos los libros que tiene acceso una persona sentada en Madrid. Eso en el mundo físico, no se da. Y eso me encanta.”

Otro valor de la empresa que Pedro lleva hasta sus últimas consecuencias es que en Amazon “Estamos al servicio del consumidor”. Más allá de un slogan o lema, aquí es real. Es decir, el trabajo de Pedro es asegurarse que el lector tenga todos los libros que se puedan digitalizar, lo más rápido posible, en el idioma que el lector quiera. Incluso, si un escritor no tiene editorial, puede editar su propio libro para la plataforma Kindle. “Bezos nos dice: ‘quiero todos los libros del mundo y aquellos que todavía no se terminan de escribir’” Es que con este programa, los usuarios podrán publicar cartas personales, un diario, una novela y demás, sin necesidad de un editor propiamente. Es una manera de enviarle a tus conocidos algún texto que signifique mucho para ti.

También se trata de distribuir libros gratuitamente, sobre todo si se trata de libros educativos. La tecnología es el facilitador para hacer posible que todo un grupo de alumnos tengan a su disposición todos los libros que requerirán en todo el año escolar. Todo esto a un precio más accesible.

Cuando hablamos de educación, Pedro tiene que mencionar a sus hijos. Entre los “deadlines” que tiene en su día a día, en Seattle, tiene que llegar a dormir a sus dos pequeños. Es su oportunidad para crear historias con base a los personajes (juguetes, mascotas, etc.) que tiene en su casa. Los niños, fascinados, siempre quieren oír más antes de acostarse a dormir.

4.- El día más importante para Pedro, al frente la tienda Kindle para México y Brasil, fue cuando “conseguí vender en formato digital el primer Mafalda, que fue la caricatura que más me hizo reír por el ingenio que tiene”. Fue una vuelta a Jesús María, el barrio donde nació en Lima.

Hoy la tienda digital de Amazon, a diferencia de los impresos, los títulos pueden aparecer en la página principal de la tienda sin tener que haber sido publicados recientemente. Es también una manera de regresar a ediciones que ya se encuentran en las tiendas físicas.

Hoy, casado y con dos hijos, está consciente que conocer de contenidos digitales es sólo un elemento en esta carrera digital. “Estamos en los primeros cinco minutos del partido digital” me lo dice como queriendo hacerme ver que lo que ahora será normal es otra manera de leer y consumir contenido. Aunque para ello nos tome cierto aprendizaje y adaptación.

Sin querer darme el dato, Pedro señala que “la cantidad de libros que el mexicano compraba físicamente en amazon.com (la tienda en Estados Unidos) se ha replicado en el mundo digital”.

5.- Cuando Pedro llega a su oficina en Seatle (o en México o Sao Paolo, si está de viaje) siempre se pregunta: ¿Cuántos usuarios nuevos tenemos? Es tal su confianza en que los usuarios nuevos se quedarán en el largo plazo y que serán rentables, que se concentra en tener nuevas personas registradas en amazon.com.mx. “Lo demás se da por sí solo.”

Otra manera de ver esa pregunta es “¿Cómo deslumbramos al consumidor cada día?” Así que cada día debe tener, según el usuario, una selección ideal para que termine por comprar un buen libro en su tienda. Si hay manera de hacer que lo compre desde el dispositivo Kindle, listo. Si lo puede comprar con un sólo clic, listo. Si lo quiere tanto en versión física como en Kindle, listo, a un precio accesible. Es decir, todo el tiempo está pensando en mejorar la experiencia para el consumidor y, claro, para esos reportes por región ante Jeff Bezos, en los que no se puede ir ningún número mal.

En Amazon ha reforzado su habilidad analítica (como buen ingeniero). Sabe que un problema se puede analizar entre varios pequeños problemas y resolverlos uno a uno. Eso y su amor por los medios lo puso donde está.

Su trabajo se parece más a una tienda de abarrotes (bodega, como las de Lima) pues tiene que hacer corte de caja todos los días, ofertas especiales con los distribuidores (las editoriales), además de un trato especial a cada uno de los consumidores (llamarles por su nombre, tener listo algo que les pueda agradar). Con tanto en su cabeza, Pedro hoy sólo lee un libro en su Kindle cada tres semanas.

***

Gracias a Amazon, no tardará mucho en que Pedro publique las historias que le cuenta a sus hijos en formato digital, para que sus amigos y familiares también las puedan leer. Eso sí, todo en su Kindle, lo que sus hijos ya prefieren sobre los impresos.



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